LA HISTORIA ES ESQUIVA A LA RAZON DE LOS HOMBRES

LA VERDAD PURA Y SIMPLE, RARA VEZ ES PURA Y NUNCA ES SIMPLE

domingo, 30 de enero de 2011

TEXTO WELPOLITIK

"El Imperio Alemán se ha convertido en un Imperio mundial. Por todas partes, en las regiones más remotas del globo, viven millones de compatriotas nuestros. Los productos alemanes, la ciencia alemana, el espíritu de empresa alemán atraviesan los océanos. Las riquezas que Alemania transporta a través de los mares se cifran en miles de millones. A vosotros os incumbe, señores, el deber de ayudarme a sujetar sólidamente esta gran Alemania a nuestra patria."
Discurso de Guillermo II. 1896, 25° aniversario del imperio.



1. Realizar el comentario de texto atendiendo a las pautas de identificación conocidas.
2. Indicar y explicar las ideas aparecidas en el texto resumiendo el contenido.
3. Responder a las siguientes cuestiones:
a. Exponer las características que aparecen en el texto de acuerdo con el cambio de politica entre Bosmarck y Guillermo II.
b. Identificar la línea seguida por la política exterior alemana desde entonces ydefinir sus características.
c. Opinión personal y comentario

sábado, 22 de enero de 2011

TEXTO SISTEMAS BISMARCKIANOS

“Debemos atenuar el descontento provocado por el hecho de que nos hemos convertido en una gran potencia, haciendo sentir al mundo el peso de estas fuerzas, lealmente y con un espíritu pacífico bien entendido. Debemos convencerle de esta forma de que una hegemonía alemana en Europa es más útil, más desinteresada y menos perjudicial para la libertad ajena que una hegemonía francesa, rusa o inglesa. El respeto a los derechos inherentes a otros países, que Francia en especial no admitió durante el tiempo de su preponderancia y que Inglaterra sólo reconoce según sus intereses, será más fácilmente observado por Alemania por dos razones: por un lado, a causa del carácter alemán, esencialmente objetivo; por otro lado, y ello sin mérito alguno de nuestra parte, porque no tenemos ninguna necesidad perentoria de ampliar nuestro territorio. (...) La política alemana (...) sólo tiene un deseo: mostrarse justa y pacífica.”
Testamento político de Bismarck.

1. Realizar el comentario de texto atendiendo a las pautas de identificación conocidas.
2. Indicar y explicar las ideas aparecidas en el texto resumiendo el contenido.
3. Responder a las siguientes cuestiones:
a. Exponer las características que aparecen en el texto de acuerdo con la política de los sistemas bismarckianos.
b. Identificar la línea seguida por la política exterior alemana y definir sus características.
c. Opinión personal y comentario

LOS SISTEMAS BISMARCKIANOS

TEMA 9: LOS SISTEMAS BISMARKIANOS Y LA PAZ ARMADA (1870-1914)

1.- Panorama internacional en los años 70´
El sistema europeo establecido en el Congreso de Viena terminó de romperse con la unificación de Alemania e Italia. La victoria de Prusia frente a Francia en 1870 provoca el comienzo de una nueva etapa en las relaciones internacionales, caracterizada por la hegemonía de Alemania en el continente europeo, dado su poder económico y militar, y su canciller Bismark se convierte el árbitro de estas relaciones internacionales. En estas relaciones van a surgir focos de tensión:
*Francia: por la pérdida de Alsacia y Lorena.
*Aumentan los nacionalismos en el Imperio Turco, sobre todo en los Balcanes, y esto hace que aumente la rivalidad entre Rusia y Austria-Hungría.
*Rivalidad en ultramar, principalmente entre Gran Bretaña y Francia debido al reparto del mundo; y también entre Francia e Italia ya que ambas tienen intereses por el Mediterráneo (Norte de África).

2.- Sistemas de Alianzas Bismarkianos (1870-1890)
Bismark va a establecer una serie de alianzas que se conocen con el nombre de Sistemas Bismarkianos, y tienen como objetivo aislar a Francia y mantener la supremacía de Alemania. Hubo tres sistemas:
a) Primer sistema (1871-1878): Formado por la Entente de los tres Emperadores, y va a estar formado por Alemania (Guillermo I), Rusia (Alejandro II) y Austria-Hungría (Francisco José I). Se comprometen a prestarse ayuda en el caso de que les atacase otra potencia. Este acuerdo se va a romper como consecuencia de una crisis que estalla en los Balcanes (1875) debido a los levantamientos nacionalistas contra los turcos; y Rusia declara la guerra a Turquía. La guerra termina con la derrota del Imperio Turco y se firma en 1878 los acuerdos de la paz de San Estéfano donde se crea la Gran Bulgaria bajo tutela rusa, y esto provoca la oposición de Austria-Hungría y Gran Bretaña (lo que le interesa es que ninguna potencia controle los Balcanes para mantener el equilibrio en el Mediterráneo) y Bismark se ofrece como mediador y se convoca un congreso en Berlín en 1878, y desaparece la Gran Bulgaria, se reconoce la independencia de Serbia, Rumania y Montenegro, y Bosnia-Herzegovina queda bajo la administración de Austria-Hungría. Por lo tanto sale beneficiada Austria y sale perjudicada Rusia, lo que llevo al fin de la Entente.
b) Segundo sistema (1879-1886): Formado por tres alianzas: La dúplice alianza (1879), el Acuerdo austro-germano-ruso (1881) y la Triple Alianza (1882).
- Dúplice Alianza: La firman Alemania y Austria-Hungría, y tiene un carácter anti-ruso, ya que si Rusia atacaba a Austria, Alemania ayudaría militarmente. Las alianzas son secretas.
- Acuerdo austro-germano-ruso: es un acuerdo entre estas potencias. Es un acuerdo de neutralidad. Bismark consiguió atraerse de nuevo a Rusia porque ésta temía quedarse aislada ya que estaba enemistada con Francia porque ésta daba asilo a los revolucionarios rusos.
- Triple alianza: La firman Alemania, Austria e Italia a pesar de que existen diferencias entre Italia y Austria debido a que ésta sigue teniendo territorios italianos (Trentino e Istría). Se une por su rivalidad con Francia ya que ésta ha ocupado Túnez, territorio ansiado por Italia. También es defensiva.
Este sistema también va a fracasar porque surgen problemas en los Balcanes, y se pone fin al acuerdo austro-germano-ruso.
c) Tercer sistema (1887-1890): se compone por la renovación de la Triple Alianza (1887), el Acuerdo de Reaseguro (1887) y el Acuerdo del mediterráneo (1887).
- Se renueva la Triple Alianza, pero pasa de ser de carácter defensivo a ofensivo. Si Italia ataca a Francia, Alemania interviene militarmente.
- Ese mismo año se firma el acuerdo de Reaseguro entre Alemania y Rusia, y es una cuerdo de neutralidad en el que se establece que si Rusia ataca a Austria, Alemania no interviene. Es un acuerdo altamente peligroso ya que entra en contradicción con la Dúplice Alianza.
- Acuerdo del Mediterráneo: Lo firma Gran Bretaña e Italia y después se unen Austria y España. Los objetivos son mantener el equilibrio en el Mediterráneo (Canal de Suez), ante el peligro de la expansión francesa en el Norte de África.
Bismark consigue su objetivo, aislar a Francia, consiguen do que Gran Bretaña se uniera a sus aliados. Pero su éxito va a ser muy efímero debido a las contradicciones de sus sistemas y ya que Bismark se ve obligado a dimitir por las diferencias con el Káiser Guillermo II.

3.- Las nuevas condiciones de la política interior en los años 90´
En 1890 con la subida al trono de Guillermo II y la caída de Bismark, se produce un cambio en la política interior, y Francia va a conseguir abandonar el aislamiento. Las causas del cambio fueron:
a) Cambio en la política exterior alemana: no renueva la alianza con Rusia y esto provocara el acercamiento entre Rusia y Francia. También porque Guillermo II es partidario de tener un imperio colonial, lo que provoco la enemistad con Gran Bretaña.
b) Se produce un aumento de tensiones interiores debido a la rivalidad colonial , a los nacionalismos (Alsacia y Lorena) y en los Balcanes. Ante esto, las potencias se rearmaran para mantener la paz y el equilibrio. Por eso este periodo es conocido como la "Paz Armada".
c) Aparecen nuevas potencias: EEUU y Japón que tenían intereses en el Pacífico.

4.- La Triple Entente frente a la Triple Alianza: Las pruebas de fuerza.
De 1890 a 1914 las potencias europeas se agrupan en dos bloques. Frente a la Triple Alianza se van a firmar unos acuerdos que se conocerán como la Triple Entente (Francia, Gran Bretaña y Rusia). Estos acuerdos son:
* Acuerdo Franco-Ruso (1892): es defensivo frente a la Triple Alianza.
* Acuerdo de Inglaterra y Francia: con el que se puso fin a la rivalidad colonial ya que Gran Bretaña reconoce la ocupación francesa de Marruecos, y Francia la ocupación inglesa de Egipto.
* Acuerdo entre Inglaterra y Rusia (1907): resolvieron sus conflictos en Asia Central.
De 1904 a 1914 se produce un aumento de la tensión internacional porque se producen unas crisis: crisis marroquíes y las balcánicas (Éstas son las pruebas de fuerza).
a) Crisis marroquíes: Tras firmar la Entente cordial (Gran Bretaña y Francia), Alemania decide intervenir en favor de la industria de Marruecos. Finalmente se resuelve en la Conferencia de Algeciras, en la que se reconoció a Marruecos como un protectorado hispano-francés.
Posteriormente Alemania acusa a Francia de traspasar los límites acordados en Algeciras. esta crisis se resolvió a cambio de que Francia diera una parte de los territorios de África a Alemania.
b) Crisis Balcánicas: La primera crisis se produce porque el Imperio austro-húngaro se anexionó Bosnia-Herzegovina, y la segunda crisis se produjo porque, aprovechando la debilidad del Imperio Turco, una serie de estados Balcánicos (Gracia, Serbia, Bulgaria) se unen y declaran la guerra a Turquía para arrebatarle los territorios de Croacia y macedonia. La guerra termina con la derrota del Imperio turco que pierde los territorios aunque sigue con el control de los estrechos. Turquía pierde estos territorios y los demás se los reparten, pero pronto surgen problemas y surge otra guerra: Grecia y Serbia contra Bulgaria apoyada por el Imperio austro-húngaro. La guerra termina con la derrota de Bulgaria y los territorios se reparten entre Grecia y serbia, y se independiza Albania.
Como consecuencia de la crisis balcánica se produce el engrandecimiento de Serbia, Estado eslavo. Aumenta la tensión con el Imperio Austro-húngaro. Todo esto desemboca en la I Guerra Mundial.

domingo, 16 de enero de 2011

LA RUSIA DEL S.XIX

RUSIA EN EL SIGLO XIX.

La evolución del siglo XIX, con ciertos vaivenes, había ido acercando a la mayoría de los países independientes europeos hacia un Estado de derecho más o menos perfecto. Un Estado, por una parte, en el que las decisiones del gobierno y la burocracia tendían a estar sujetas al derecho objetivo y, por tanto, aseguraban la legalidad de las medidas de la autoridad y, por otra, en el que las libertades previamente fijadas dejaban claro cual era el ámbito donde cada individuo podía actuar según su decisión.
Lo que caracteriza el régimen ruso, también en esta etapa finisecular, es el deseo de mantener a todo trance el dominio personal y arbitrario del zar sobre todo el Imperio. De este dominio, y en la medida en que el zar lo autorizaba, emanaba la autoridad que recaía sobre los rusos, como sociedad e individualmente. La arbitrariedad del zar se comunicaba a los grados inferiores de la jerarquía burocrática hasta llegar al último. A pesar de la etapa de reformas, que se van a dar en algunos años, lo que predomina sigue siendo esta idea y eso explica los retrocesos del sistema político que sufre Rusia en los años finales del siglo XIX y principios del XX.
En las decisiones ilegales de un monarca o un funcionario, un europeo de la época lo que veía era una arbitrariedad. En Rusia, la ley. La arbitrariedad del zar, o de quien él permitía, era la única ley. El barón Nolde lo expresó así: "En realidad, no es la ley la que reina sobre el país, sino el zar sobre la ley". Rusia pudo utilizar del occidente europeo la técnica, el sistema económico, los avances administrativos o hasta las reformas sociales, pero la concepción del derecho y de la ley siguió siendo en Rusia fundamentalmente distinta. Un observador extranjero, el marqués de Custine, lo señalaba en sus escritos sobre la Rusia de la segunda mitad del siglo XIX refiriéndose a lo que habían intentado los zares desde Pedro I: "gobernar ... según principios orientales y con todos los adelantos de la técnica administrativa europea".
Ese Estado se podía mantener, entre otras cosas, por una administración y una policía extensas, numerosas y eficaces.
Pese a todos sus errores la burocracia del Estado ruso realizó un trabajo ingente que consiguió abarcar económica y administrativamente la sexta parte de la Tierra, creó orden e introdujo durante el siglo XIX los avances del mundo occidental adaptándolos a Rusia. Un enorme Imperio que se extendía sobre más de 22.000.000 de km2, con una pequeña densidad de población que encuadraba pueblos diversos, los cuales esencialmente se dividían en eslavos (raza predominante que agrupaba a los grandes rusos, ucranianos, bielorrusos y polacos) y la raza amarilla situada en las estepas. Sin tener en cuenta el papel que ejerció la administración rusa, modernizada relativamente en el siglo XIX, no sería fácil comprender el imperio.
La Tercera Sección, como era llamada la policía, se integró durante el reinado de Alejandro II en el Ministerio del Interior sin perder sus privilegios. Mantuvo su independencia frente a la justicia y siguió sin tener que dar cuenta de sus actos a nadie. La policía zarista detenía, desterraba y hacía desaparecer a las personas sin dejar huella. Podía condenar a la cárcel durante tres meses sin proceso regular, podía cerrar escuelas, periódicos. Podía, en definitiva, actuar sin ley ni derecho, con impunidad.
La policía aterrorizaba a la población pero también era signo evidente del terror personal en que vivieron los zares de finales del siglo XIX. La revolución estaba en todas partes. Alejandro II vivió muchos años en constante temor por su vida y en el miedo a la revolución que veía en los que otros Estados vecinos estaban estableciendo sistemas de gobierno. En 1866, le preocupaba que Bismarck introdujera en Alemania un parlamento que adjetivó de revolucionario. El zar vivía en un mundo espiritual legitimista y absolutista. Sin embargo, no deben subestimarse sus decisivas reformas que, de hecho, cambiaron las condiciones de Rusia.
Tras la derrota rusa en la guerra de Crimea (1853-1856), la petición de renovación se convierte en una necesidad. Alejandro II (1855-1881) va a iniciar una política de reformas. En 1858 va a emancipar a los siervos de la Corona (hasta entonces había servidumbre de la gleba) y en 1861 todos los rusos serán legalmente libres. Ésta fue, sin lugar a dudas, la principal y trascendental reforma que le valió el título de Zar libertador, pero no la única.
Alejandro II interpretó el poder absoluto con una mayor condescendencia para las libertades fácticas de sus súbditos. Se impulsó la enseñanza y se concedieron derechos de administración autónoma a la Universidad. Se redujo la censura de prensa (1863), aunque ésta siguió sin ser libre. Sólo los periódicos de Moscú y San Petersburgo pudieron cambiar la censura previa por el riesgo al cierre indefinido en caso de violación de las instrucciones. Era una copia del sistema francés de la época. Por otra parte, los periódicos de provincias continuaban sometidos a la censura.
El procedimiento judicial se modificó en 1862. El juicio secreto y sólo escrito, se sustituyó por el oral y público, se instituyó el jurado para los casos criminales y se introdujo la posibilidad del recurso. En las zonas rurales, nuevos juzgados sustituyeron a la justicia nobiliaria. De hecho, la justicia obtuvo un prestigio en Rusia inimaginable unos años antes. Sólo el poder del Estado se inmiscuía fundamentalmente en lo que rozaba con la política, hasta que en 1880 para estos casos se volvió a introducir el procedimiento secreto y administrativo.
Con la creación del "Semstvo", organismo municipal que sustituyó al poder nobiliario, el zar dio un paso cargado de consecuencias. Tanto en las ciudades como en los pueblos el sistema fue electivo pero la representación de las clases bajas fue mucho menor que la de las clases medias y la nobleza. Su importancia fue decisiva al crear una escuela de políticos y al conceder cierta autonomía en asuntos como obras públicas, enseñanza, sanidad, policía local y otros asuntos propios de los municipios. Desde 1864 a los años anteriores a la Gran Guerra, se crearon por los "Zemstvos" unas 50.000 escuelas con 80.000 maestros y 3.000.000 de alumnos. Pronto el poder de los municipios fue limitado. Los gobernadores podían considerar una ley contraria al Estado y suspender su aplicación. Igualmente el mando de la policía local quedó, de hecho, en sus manos.
A pesar de estas importantes modificaciones, o quizás porque se hicieron estas reformas, la oposición no dejó de crecer en Rusia. Había un malestar en la nueva burguesía (especialmente la dedicada a actividades comerciales), que veía la imposibilidad de una vía occidental al liberalismo. La represión zarista a estos grupos hizo que muchos de ellos se integrasen en organizaciones en contra del sistema y otros adoptasen actitudes más radicales.
Muchos campesinos se sentían insatisfechos, tanto por la insuficiencia de tierra, como por el pago de los plazos. El descontento tenía además de otros motivos como el aumento de impuestos, el reclutamiento de hombres para la guerra y el mal funcionamiento del "mir".
Durante las décadas de 1860 a 1900 estuvo en vanguardia del movimiento revolucionario el grupo de los "populistas" o "narodniki". Con el lema "Tierra y Libertad" querían llevar la reforma agraria al mundo campesino y a todos la democracia del sufragio universal, una Constitución que respetase las libertades y un Parlamento. Muchos de los intelectuales y los profesionales liberales simpatizaron con los populistas o con otros grupos de oposición al zarismo y, en buena parte, actuaron a través de las posibilidades que ofrecían los nuevos poderes municipales.
Los "narodniki" se dividieron en su Congreso de Voronech de 1879, entre quienes creían que la evolución del sistema era posible por métodos pacíficos y políticos y quienes creían que la violencia y el terrorismo serían el arma que cambiaría el zarismo. El último grupo, el activista con el nombre "Voluntad del Pueblo", fue el que condenó a muerte al zar Alejandro II. La acción terrorista impresionó al mundo. Fue asesinado en 1881 con una gran explosión de dinamita a su paso.
Este acto cerró el paso a la vía evolucionista. La reacción del zarismo fue terrible, cayó como una losa sobre el país. Los revolucionarios, que llevaron una vida de catacumba, en muchos casos fueron deportados a Siberia o huyeron al extranjero.
Alejandro III (1881-1894) se encerró en el castillo de Gachina, guardado militarmente día y noche. Aunque murió de muerte natural, vivió preso de pánico durante años y la involución política -pues otras reformas eran ya difíciles de modificar- en gran parte estuvo motivada por el temor al terrorismo. Según sus propias palabras, "tomo el cetro como un autócrata que obedece un mandato divino". El nuevo hombre fuerte del gobierno será el profesor Pebendonosezv, su antiguo tutor.
La policía aumentó aún más su capacidad represiva a través de la "Ochrana". Después del asesinato de Alejandro II, la policía alcanzó su máximo. Durante los años ochenta y noventa se formó una densa red de vigilantes e informadores que dominaban la vida pública y privada. En cada casa había un responsable que debía informar a la policía de la vida de cada vecino. Ni una carta, ni una conversación eran ámbito privado. Allí podía llegar, y llegaba, la policía. Rusia se convirtió en un permanente estado de excepción. Se produjo la depuración de las bibliotecas públicas, se volvió a controlar férreamente la prensa y la enseñanza. Las universidades perdieron su autonomía. Una censura especial revisaba toda publicación que entraba por las fronteras. Se limitó el poder municipal: un funcionario de la administración central del Estado, nombrado para vigilar los organismos locales, quedó facultado desde 1889 para nombrar y deponer a los alcaldes de las aldeas. Los "Semstvos" perdieron el derecho a nombrar jueces locales.
Este camino fue seguido por el sucesor Nicolás II (1894-1917), con el agravante de intentar una rusificación de los grupos nacionales, lo que provocó revueltas en Finlandia, Polonia, Ucrania y Países Bálticos (1896).
El nacionalismo en el Imperio zarista había tenido especial virulencia hasta los años sesenta del siglo XIX y volverá a tenerla durante las primeras décadas del XX. Durante el período 1870-1900, estuvo soterrado y reprimido aunque, de formas diversas, se manifestó especialmente en algunas zonas del Imperio: Polonia, Lituania, Letonia, Estonia, Finlandia, Caucasia, Armenia, Tartaria y Georgia. Nos vamos a detener especialmente en dos de ellas, cuya importancia es mayor en el último tercio del siglo pasado: Polonia y Armenia.
Ambos nacionalismos tienen en común que, además de afectar a Rusia, por tratarse de etnias dispersas entre varios Estados, implicarán a Prusia yAustria-Hungría en el caso de Polonia y a Turquía y Persia en el de los armenios. Así como, en expresión de Langer, el reparto de Polonia "ató durante cien años a los tres culpables de aquel crimen", los levantamientos armenios convirtieron en amigos a los enemigos: Turquía y Rusia.
En 1870 aún humeaban los rescoldos de la sublevación polaca de 1863. La represión había afectado a todos los sectores de la sociedad, si bien algunos, como el clero, habían sufrido especialmente. Los obispos fueron encarcelados o enviados a Siberia. En 1870 todas las diócesis seguían vacantes y los monasterios clausurados. La rusificación tenía su reflejo más notorio en la prohibición de la lengua polaca en medios oficiales, que incluía la Universidad de Varsovia, y en el intento de imponer el ruso como idioma, como ocurrió en Lituania, Estonia, Letonia y Finlandia.
A pesar de las prohibiciones, el idioma nacional -conservado y enseñado en el calor de los hogares- permaneció vivo, convertido no sólo en medio de comunicación, sino en arma política que había que salvaguardar.
A principios de los años ochenta, la generación revolucionaria romántica había sido sustituida por una nueva de opositores vinculados a las nuevas clases surgidas de la industrialización. Sus reivindicaciones no eran sólo nacionalistas, sino sociales. El Partido Socialdemócrata de Polonia y Lituania, la Liga General de Trabajadores y el Partido Socialista Polaco fueron las tres organizaciones que, especialmente en la década de los noventa, consiguieron más adhesiones. En el último de ellos, el más importante, militaba José Pilsudski que vinculaba nacionalismo y reforma social y que llevó a cabo su lucha con el apoyo de los polacos de Galitzia.
Las clases medias nacionalistas se organizaron políticamente en el Partido Nacional Demócrata, fundado en 1897, liderado por Juan Poplawski y Román Dmowski. Ambos, huyendo de la represión, hubieron de refugiarse en la Galitzia austríaca.
Los armenios eran cristianos orientales con un patriarca propio, el gregoriano, que administraba muchos aspectos de la vida de la comunidad: matrimonio, familia, enseñanza, beneficencia y todo aquello relacionado con la cultura nacional. Su situación era muy parecida a los pueblos cristianos griegos de los Balcanes.
Después del Congreso de Berlín de 1878, los territorios de Kars y Ardahan, habitados por armenios, habían sido anexionados a Rusia. Mientras vivió Alejandro II, los armenios disfrutaron de una libertad cultural y religiosa que no se modificó hasta 1883, bajo el gobierno de Pobedonoszev, en el reinado del zar Alejandro III. Otros armenios habitaban en Persia y en Turquía. Estos últimos, en número aproximado de 1.500.000 vivían mezclados con los kurdos o en ciudades.
Como en el caso de Polonia, el nacionalismo adquirió una nueva cara cuando, en los años noventa, los estudiantes armenios, bajo la influencia de los círculos rusos, empezaron a fundir el ideal nacional con las ideas socialistas y revolucionarias. En 1890 se fundó la Federación Revolucionaria Armenia, cuyo programa hablaba de "independencia política y económica". El levantamiento de 1894 en la región de Sassun fue ahogado con sangre. Miles de armenios murieron asesinados. Las potencias occidentales quisieron conseguir la sumisión de los turcos para resolver el problema armenio, a lo que los rusos se opusieron por las implicaciones que tendría para su propia zona armenia. De esa manera, se dio la paradoja de que Rusia acudió en ayuda de Turquía para defenderlos de sus enemigos internos que le amenazaban igualmente a ella.
Al tiempo, hay desórdenes en las zonas rurales y en las ciudades en las que ha ido creciendo la industria. La industrialización creó una clase obrera, no muy numerosa aún, que se encontraba concentrada en algunos puntos (San Petersburgo, Bakú y Moscú) e insatisfecha por la explotación de que era objeto, como consecuencia del interés del capital extranjero de obtener rápidos beneficios. Las huelgas de la década de los noventa tuvieron un carácter más profesional que político. La imagen del proletariado como portador de la ideología revolucionaria tal como la alimentaban los teóricos marxistas tardó en llegar. Esta imagen no encajaba con la decoración de las paredes de las viviendas obreras, llenas de iconos y retratos del zar. El primer congreso clandestino de los socialdemócratas tuvo lugar en Minsk, ya al filo del siglo XX, en 1898. La represión, de momento, era más eficaz que la organización obrera y la dirección de los socialdemócratas estaba en la cárcel o en el exilio. La movilización proletaria y política, dirigida por los diversos sectores socialdemócratas, es un fenómeno en Rusia más propio del siglo XX que del siglo XIX.
Hasta que estalló la guerra contra Japón no había ocurrido nada en Rusia -nada grave, se entiende-: el descontento de los campesinos, la oposición de los nacionalistas, la irritación de los intelectuales y de los liberales eran endémicas. Pero la fuerza de la costumbre y la inercia política dominaban la vida de la sociedad. Las frecuentes agitaciones campesinas mostraban una tendencia decreciente: en 1902 hubo 340 conflictos con los campesinos, 141 en 1903 y sólo 91 en 1904. Viva y perceptible era sólo la agitación política en las universidades, donde el ejército tuvo que intervenir varias veces. Los grupos políticos de oposición al zarismo seguían actuando en la clandestinidad y la represión policial, dirigida entonces por el ministro del Interior Plehve, que el 28 de julio de 1904 sufrió un atentado de muerte, seguía funcionando también con eficacia. El nuevo ministro (príncipe Sviatopolk-Mirski) puso fin a la política de pura represión y no ocultó al zar que el perseverar en los métodos absolutistas llevaba implícito un peligro de revolución.
La guerra ruso japonesa (1904-1905) con la derrota rusa, la menor posibilidad de represión en el interior, las circunstancias coyunturales (que sé suman al malestar general) como malas cosechas, la actuación de los grupos revolucionarios en las masas... Todo ello provoca la revolución de 1905.
Las explicaciones económicas y sociales han puesto de relieve algunos de los factores originales de la historia de la Rusia zarista de la segunda mitad del siglo XIX y principios del siglo XX. Pero éstas no arrumbaban las interpretaciones políticas y de los cambios o permanencias de las mentalidades.
Seton-Watson habla de una modernización parcial de Rusia: existen unos cambios económicos, que se pueden denominar de desarrollo, considerados los índices de producción globalmente. Asimismo, hay una transformación evidente de ciertos elementos clave de la sociedad, como es la emancipación de los siervos y la pérdida de parte del poder de la nobleza. Se produce un cambio en la estructura del ejército en comparación de aquel que fue derrotado en la guerra de Crimea. Aumenta el nivel de instrucción de muchos rusos a través, fundamentalmente, de las escuelas parroquiales, se constata a partir de la revolución de 1905 una tímida reforma política a través de la Duma especialmente, sin que satisfaga a casi nadie.
En resumen, se puede observar un proceso original de cambio, real en algunos aspectos y casi inexistente en otros, lo cual produce un desajuste notorio. Como señala Trotski, al responder al sociólogo historiador Pokrovski, la debilidad de la burguesía (que las transformaciones que hemos analizado apenas fomentó) fue lo que convirtió a Rusia en negocio para los capitales extranjeros y obligó al Estado a convertirse en superempresario.
Por otra parte, como dice Seton-Watson, al tiempo de las transformaciones no se acomete una modernización global del Estado, entre otras cosas el paso de una autocracia a una democracia constitucional auténtica.
La clave de las revoluciones del siglo XX debe buscarse en la paradoja de un país, como Rusia, que sólo cambia en algunos aspectos. La revolución que terminó con el zarismo para establecer una nueva autocracia, demostró que la modernización no podía acometerse sólo en ciertos campos.

sábado, 15 de enero de 2011

TEXTO COLONIALISMO JAPONES.

Japón, país de agricultura pobre, no encuentra en su propio territorio los recursos que le hacen falta. Así pues, compensa esta déficit con la industria y el comercio. Por eso le es absolutamente necesario conquistar el mercado chino a cualquier precio y limpiarlo de la intervención extranjera.
Es evidente que Japón tiene inmensas expectativas para el futuro. A un lado tiene un Estado poderoso, formidablemente armado y pobre; en el otro, y delante mismo, un Estado inmenso, lleno de riquezas y desprovisto de fuerzas militares serias.

Para la gran mayoría del pueblo japonés la guerra de 1905 no fue tan sólo una guerra contra la nación rusa. Fue un verdadero alzamiento contra esta raza blanca tan orgullosa, tan omnipotente, tan amenazadora; fue una revolución contra estos hombres altos y grandes, con la piel blanca, con un modo de hablar a gritos y de gestos groseros, que tantas fechorías, incongruencias y abusos de poder habían cometido contra Japón...Se trataba de vencer la soberbia de esta raza que pretendía ser la aristocracia de las razas humanas.

La independencia y la consolidación de Manchuria es tan sólo el prefacio de la autonomía y la reconstrucción de Asia. La liberación de Manchuria tiene que ser el primer paso para la liberación de toda Asia... Los límites del expansionismo japonés son el canal de Suéz.

1. Realizar las pautas de identificación del texto.
2. Citar las características del imperialismo japonés que encuentres en los textos.
3. Citar los móviles que llevan al Japón a realizar esta política.
4. Indicar las naciones que identifica como zonas de su expansión, y el por qué.
5. Citar las características mas sobresalientes de la ideología colonial japonesa, en relación con el mundo del Imperialismo colonial.
6. Citar las características que atravesó la historia del Japón para convertirse en potencias colonial.
7. Opinión personal y comentario.

viernes, 7 de enero de 2011

Colonialismo e imperialismo. una mirada







TEXTO IMPERIALISMO.

En nombre de Dios todopoderoso.
Su majestad el Rey de España; S.M. el Emperador de Alemania, Rey de Prusia; S.M. el Emperador de Austria, Rey de Bohemia, etc. (...)
Deseando establecer en un espíritu de entendimiento mutuo, las condiciones más favorables al desarrollo del comercio y de la civilización en determinadas regiones de África, y asegurar a todos los pueblos las ventajas de la libre navegación por los principales ríos africanos que desembocan en el océano Atlántico; deseosos, por otra parte, de prevenir los malentendidos y las disputas que pudieran suscitar en el futuro las nuevas tomas de posesión efectuadas en las costas de África y preocupados, al mismo tiempo por los medios de aumentar el bienestar moral y material de las poblaciones indígenas, han resuelto (...):
1º Declaración relativa a la libertd de comercio en la cuenca del Congo, sus desembocaduras y países circunvecinos, con disposiciones relativas a la protección de los indígenas, de los misioneros y de los viajeros, y a la libertad religiosa.
2º Declaración referente a la trata de esclavos y las operaciones que por tierra o por mar proporcionan esclavos para la trata.
3º Declaración relativa a la neutralidad de los territorios comprendidos en la cuenca convencional del Congo.
4º Acta de navegación del Congo.
5º Acta de navegación del Niger.
6º Declaración que establece en las relaciones internacionales reglas uniformes respecto a las ocupaciones que en adelante puedan verificarse en las costas del continente africano.

Artículo 34. Toda potencia que en lo sucesivo tome posesión de un territorio situado en la costa del continente africano, pero fuera de sus posesiones actuales, o que no poseyendo ninguno hasta entonces, llegase a adquirirlo, así como toda potencia que se haga cargo en aquélla de un protectorado, acompañará el Acta respectiva de una notificación dirigida a las restantes potencias firmantes de la presente Acta, con objeto de ponerlas en condiciones de hace valer sus reclamaciones, si hubiese lugar a ellas.
Artículo 35. Las potencias firmantes de la presente Acta reconocen la obligación de asegurar, en los territorios ocupados por ellas en la costa del continente africano, la existencia de una autoridad suficiente para hacer respetar los derechos adquiridos y, llegado el caso, la libertad de comercio y de tránsito en las condiciones en que fuese estipulada.”
Conferencia de Berlín. Acta General. Febrero de 1885.
1. Realizar las pautas establecidas del comentario de texto.
2. Realizar la introducción histórica en la que se produce el texto.
3. Responder a las siguientes cuestiones:
a. ¿Cuál es el proceso histórico al que se refiere?.
b. ¿Se cumplieron las peticiones del documento?. Explicar la evolución del proceso.
c. A raíz de este documento y la evolución posterior, ¿fue el Colonialismo e Imperialismo finalizado o tuvo una evolución posterior?.
4. Opinión personal y comentario.

lunes, 3 de enero de 2011

LA CUESTIÓN DE ORIENTE. IMÁGENES


LA CONFERENCIA DE BERLIN 1878

LA CUESTIÓN DE ORIENTE. IMÁGENES


EL TERRITORIO DEL IMPERIO OTOMANO.

LA CUESTIÓN DE ORIENTE. IMÁGENES


EL REPARTO DEL IMPERIO TURCO

LA CUESTIÓN DE ORIENTE

LA CUESTIÓN DE ORIENTE (1815-1914)
La denominación de cuestión de Oriente hace referencia al problema planteado por la decadencia del Imperio turco en los Balcanes desde principios del siglo XIX. Considerado ya por el zar Alejandro I como el enfermo de Europa, pondrá sobre el tapete diplomático la necesidad de un reparto territorial, que bajo el pretexto de evitar las tensiones en la política internacional de la época, implica a las potencias las significativas del periodo: Francia, Gran Bretaña, Rusia y Austria.
Inicialmente, el reparto de las posesiones turcas enfrenta a dos potencias continentales: Austria-Hungría y Rusia. los motivos son diversos:
1. Étnicos. El espacio balcánico abarca a poblaciones germánicas y eslavas. Tanto el Imperio austriaco como Rusia desarrollarán sus respectivas políticas pangermanistas y paneslavistas.
2. Económicos. La Revolución Industrial y el desarrollo de las potencias económicas nacionales impone la necesidad a ambos imperios de buscar nuevos mercados, y los Balcanes, en posesión de un imperio decadente, es una tentación obvia. La carrera por desarrollar el ferrocarril entre Salónica y Constantinopla es demostrativa de la potencialidad económica de la zona, y de los intereses de las potencias implicadas.
3. Estratégicos. La salida al Mediterráneo oriental de ambas potencias conservadoras plantea las suspicacias de las dos potencias liberales y coloniales que consideran al continente africano como su porción exclusiva del reparto colonial. La importancia de Egipto, con la construcción del canal de Suez elevará la tensión al configurar el vital espacio del canal como la vía mas rápida para la conexión de ambas potencias con sus imperios coloniales asiáticos (la India y Vietnam)
4. Decadencia turca. El imperio turco por estas fechas mantiene en su seno una serie de crisis internas que podemos clasificar en:
a. Religiosas. Una gran parte de los súbditos del imperio son cristianos, exentos del servicio militar, sin derechos políticos ni acceso a los puestos de la Administración y el Ejército, siendo por el contrario una fuerza económica importante, caso de los círculos griegos, armenios o cristianos libaneses. Por el contrario, la población turca mantiene su presencia en las fuerzas armadas, los cargos políticos y administrativos y tiene reconocidos sus derechos políticos.
b. Geográficos. La decadencia turca se enfatiza por su dispersión geográfica a través de tres continentes: África, Europa y Asia. Ello induce a ciertas zonas, como Egipto a mantener una sumisión nominal frente al sultán de Constantinopla, caso de Egipto.
c. Étnicos. Los diversos pueblos de los Balcanes: serbios, búlgaros, húngaros o rumanos, se extienden por diversas zonas balcánicas sin homogeneidad. Cuando el nacionalismo se convierta en la fuerza motriz de desmembración turca en los Balcanes, estos pueblos buscarán formar naciones con diversidad étnica dentro de sus fronteras, fruto de previsibles conflictos.
A la altura de 1870, el Imperio turco acumula el desgaste progresivo de todas estas tensiones aderezado con el inmovilismo político del sultán. Los planes de reforma de sultanes como Abd-al-Aziz (1861-1876) ponen de manifiesto las contradicciones de unas reformas parciales basadas en la modernización económica sin reformas políticas paralelas. El enfrentamiento a partir de entonces entre los defensores del poder del sultán y los reformistas, los “jóvenes turcos”, demuestran la influencia del liberalismo occidental y su incompatibilidad básica con la monarquía de corte absolutista.
Económicamente, las reformas en el Ejército y la Marina, de amplia envergadura, se realizan sin reformar el sistema económico arcaico del imperio. Los propios visires denominados reformadores serán incapaces de captar las complejidades de la economía derivada del desarrollo de la Revolución Industrial. Incapaces de reformar en profundidad el sistema económico según el modelo occidental, ni tocar o cuestionar los intereses de las clases privilegiadas, con el sultán a la cabeza, los caminos de la financiación de las reformas se centrarán en la huida hacia delante a base de empréstitos solicitados a las potencias extranjeras. Francia y Gran Bretaña serán los primeros acreedores del Imperio.

Desde la Guerra de Crimea (1854-1856), el Imperio es deudor de Gran Bretaña, pues por estas fechas, se contrata el primer empréstito al 6% de interés. Sobre 1873, el imperio había firmado 13 empréstitos por un valor global de 185 millones de libras esterlinas. Las garantías serán cada vez mas onerosas: monopolios del tabaco, timbre y la sal, libertad en los impuestos y recaudación de estos en Siria y Egipto. Todo ello empobrece la recaudación fiscal del Imperio y aumenta su dependencia de las potencias extranjeras.

LA POLÍTICA EXTERIOR.
A lo largo de este periodo, el desarrollo de los sucesivos conflictos internacionales elevaran el grado de decadencia y pérdida de independencia política del Imperio, acentuando la necesidad de solucionar el problema turco y aumentando las fricciones entre las grandes potencias que buscan obtener suculentas ganancias en el reparto.
1. La guerra de independencia griega, vista con anterioridad, demuestra la posibilidad de enfrentamientos entre las potencias europeas interesadas en el la zona, y la posibilidad de llegar a un enfrentamiento bélico por asegurarse determinadas zonas de influencia geoestratégica. El Tratado de Adianópolis y el protocolo secreto de Londres, evidencian la perdida de maniobrabilidad política internacional del Imperio, las fricciones entre las grandes potencias a la hora del reparto, y la tutela sin concesiones ni pudores por parte de las potencias sobre las zonas que se convierten en estados del Imperio, caso de Grecia.

2. Las revoluciones de 1848, ponen en evidencia los intereses de las potencias conservadoras, antinacionalistas, más interesadas en el reparto territorial del Imperio: Austria y Rusia. En las fronteras austro-rusas en los Balcanes, la primera porción territorial a desgajar eran las principados rumanos. Una parte de estos pertenecían a Austria ( Transilvania, Bucovina y el banato de Temesvar), a Rusia ( Besarabia) y al Imperio turco (Valaquia y Moldavia)
Las repercusiones del 48, alentadas por los estudiantes de la zona que habían salido a cursar sus estudios en el extranjero, fueron la chispa del enfrentamiento. El enfrentamiento adquirió diversas facetas, desde el deseo de independencia nacionalista a intereses de conflictos económicos y de clase como la reforma agraria y las libertades políticas. Dentro del grupo progresista, estudiantes y comerciantes, deseaban una revolución política y la independencia nacional, creando un gobierno nacional. La debilidad de Turquía en la zona, y el temor de contagio nacionalista en sus territorios, llevarán a Rusia a intervenir, invadiendo Valaquia y Moldavia, entrando en Bucarest derrocando al gobierno provisional. La intervención a favor de Turquía, a la que se quieres desmembrar, se hace en esta ocasión en virtud de las estipulaciones de la Santa Alianza, por las cuales, el zar Alejandro I, interviene en el sostenimiento de un gobierno legítimo y autoritario y en contra de las revoluciones desestabilizadoras.

3. La Guerra de Crimea (1854-1856) puso de manifiesto al ambivalencia de sentimientos, intereses y coyunturas políticas que atravesará el asunto turco. Si en 1848, Rusia había sido el salvavidas del Imperio ante el empuje de los nacionalistas, será ahora Gran Bretaña y Francia, la que salven al Imperio del zarpazo del oso ruso. En este caso la intervención rusa se debe a problemas económicos, caso de la prohibición de la salida del trigo rumano por los estrechos; religiosos, motivada por la defensa oportunista del zar de los derechos de los cristianos en el Imperio, tal como se contemplaba en el tratado de Kainardji; y políticos, motivados por la supuesta misión predestinada por el zar Nicolás I de colocar a Rusia en su lugar en Europa.
La defensa turca por Gran Bretaña de debe a un cúmulo de circunstancias qué la impulsan a ir a la guerra. Desde los aranceles rusos, altos para los tejidos británicos, al mantenimiento de su control en el Mediterráneo oriental, esto es, Egipto y Chipre mas el control de la ruta egipcia a la India, que se vería cuestionada con la libre salida de la flota rusa a través de los estrechos hacia el Mediterráneo.
El caso francés, nunca ha quedado firmemente establecido el cúmulo de intereses, aunque parecen primar los de prestigio internacional parte de un ansioso Napoleón III, obsesionado por la sombra de su tío. A ello hay que añadir el sentimiento de enfrentamiento entre las potencias liberales frente a una inquietante expansión de una de las mas señeras de la Santa Alianza, Rusia. La presencia del Piamonte, reino liberal, nacionalista e italiano en el conflicto, es mas folklórica que determinante, si bien parece refrendar un aspecto de la guerra: el enfrentamiento entre la revolución liberal contra la reacción conservadora, aunque sea para salvar a otra potencias conservadora. Cuestión de sensibilidades varias.
El desarrollo de la guerra tiene escasa relevancia a nivel de grandes cambios en la política internacional del periodo. La conquista de Sebastopol por el ejército anglo-francés, no hacei sino poner sobre el tapete de las negociaciones el programa acordado en Viena en 1854: neutralización del Mar Negro, libertad de navegación en los estrechos, libre navegación en las bocas del Danubio con vigilancia de una comisión internacional, autonomía de los principados de Valaquia y Moldavia y garantías por parte del Imperio turco de respetar los intereses religiosos de sus súbditos cristiano ortodoxos. Estos serán los puntos del tratado de paz firmados por Alejandro II en París, en 1856.
Del conflicto se evidencia la debilidad militar de Rusia por aquellos días, necesitada de amplio programa de reformas internas, como veremos posteriormente, y la continuada pérdida de independencia política de Turquía con la pérdida de algunos territorios, mientras se refuerza su necesidad de supervivencia con el apoyo de otras potencias.

3. El polvorín de los Balcanes desde 1875.
El espacio de tiempo transcurrido entre 1856 y 1875 puede considerarse como de evolución de los problemas internos turcos. Concretamente, dos zonas de los Balcanes se convertirán, a la altura de 1875, en los próximos avisperos de la política internacional por estas fechas: Bulgaria y Bosnia.
El caso búlgaro, parte de su división en dos zonas netamente diferencias. En el norte, la influencia rusa en preponderante, mientras que en el sur, la presencia del ejército turco parece firmemente asentada, sostenida por una facilidad en las comunicaciones con el centro del imperio, y con una división etnica con diversos grados de enfrentamiento entre turcos, griegos, serbios y albaneses, destacando en conjunto la hostilidad de los grupos no turcos hacia estos en los que solo ven voraces recaudadores de impuestos.
La primera chispa salta en 1864, cuando campesinos circasianos (turcos huidos de Rusia) son asentados en las zonas con evidentes privilegios respecto a los autóctonos búlgaros. Sin embargo, el conflicto no se radicalizará por la atmósfera de prosperidad económica del momento vivida por los campesinos y la burguesía búlgara (chorbadjis), que espera solventar la crisis política sin muchos perjuicios económicos mediante la desintegración del imperio y no la guerra abierta.
El caso bosnio presenta particularidades propias. La conflictividad social es muy variada. Desde el lado conservador se afirma la presencia de una minoría musulmanes de terratenientes (begs) con una clientela que representa un tercio de la población Este grupo marcará sus señas de identidad con la opresión sin remordimientos frente al grupo cristiano. La crisis había comenzado alrededor de 1850, cuando el sultán Mahmud II, tendió a eliminar la influencia feudal de los begs, pero no había introducido cambios en la presencia cualitativa musulmana. Sin embargo, una crisis económica, la mala cosecha de 1874, despierta las primeras rebeliones campesinas antiturcas. A partir de aquí, el conflicto adquiere carta de naturaleza, complicándose por la ingerencia austriaca que desea el dominio de la zona para fortalezas su franja de terreno en la costa dálmata, por ser el paso inevitable del vital ferrocarril entre Viena t Constantinopla vía Salónica.
El caso bosnio en 1875, refleja las tensiones de una Rusia en Bulgaria, una Austria en Bosnia y un decadente imperio turco, que tendrán su reedición en 1914.
El desarrollo de la insurrección antiturca toma impulsa en la hambruna de 1875, centrada en Bosnia Herzegovina. Contestada por los turcos con amplio repertorio de salvaje represión, desencadena la hostilidad de los estados ya independientes, Servia y Montenegro, que ven la ocasión de redondear sus territorios acudiendo en ayuda de sus hermanos eslavos. El estallido en la zona bosnia es parejo al levantamiento búlgaro de 1876.
En Rusia se produce una división en dos bandos ante el conflicto balcánico. En netamente paneslavista, encabezado por Ignatief que pide una guerra de Rusia en solitario en ayuda de los hermanos pequeños balcánicos y eslavos. Y los que consideran, a la vista del trauma de Crimen, la necesidad de de contar con el apoyo de otras potencias, caso de Gortchakof. Pero no es solo en Rusia donde hay división de opiniones. En Gran Bretaña, los liberales con Gladstone a la cabeza son partidarios de la guerra, mientras los conservadores de Disraeli, defienden la neutralidad. El imperio austriaco tiene sus propias preferencias. Desean limitar el conflicto en aras de sus intereses ferroviarios.
Diplomáticamente, se consigue la neutralidad de Austria y Gran Bretaña ante la intervención en solitario de Rusia que comienza en 1877, atravesando Rumania y llegando tras varias peripecias ante las llanuras de Adrianópolis. El temor derivado de la presencia de tropas rusas a las puertas de Constantinopla desvanece el anterior consenso internacional. A las protestas de Austria se une la presencia de una flota británica en los estrechos. La amenaza de guerra generalizada lleva turcos y rusos a la mesa de negociaciones.
El tratado de San Estéfano, en marzo de 1878, viene a consagrar las ganancias rusas plasmada en la anexión de las ciudades de Kars, Bayazid y Batum en los territorios asiáticos del Imperio turco, cuando a la Dobrudja en Europa; Engrandece los respectivos territorios de Serbia y Montenegro; consagra la independencia de Rumania, y recrea la formación de una Gran Bulgaria, extendida desde el Danubio al Egeo, englobando a gran parte de Rumelia y Macedonia.
Los resultados del tratado disparan la hostilidad y temores de Austria y Gran Bretaña, que ven en el tratado la preeminencia de Rusia en los Balcanes. Para Austria, San Estéfano puede desarrollar la independencia de Bosnia – Herzegovina, cerrándole el camino hacia el sur de los Balcanes. En el caso británico, el tratado supone la creación de un auténtico protectorado ruso en los Balcanes, la puerta abierta a la ocupación de Constantinopla y la presencia de la flota rusa, en corto espacio de tiempo, frente a Chipre, Creta, Egipto e incluso, en el estrecho de Mesina. Por oto ello comenzó a llamarse a los reservistas en `prevención de un previsto conflicto bélico.
Finalmente, el cúmulo de presiones desemboco en el Congreso de Berlín (1878) solución pactada a medio camino entre los deseos rusos, los temores austro-británicos y la mediación del Reich bismarkiano. En virtud de los acuerdos de Berlín se reducían las ganancias territoriales de Serbia y Montenegro, quedaba compartimentada Bulgaria en dos principados, Bulgaria y Rumelia,; Rumania cedía a Rusia la Besaria del sur a cambio de la Dobrudja, quedando Bosnia-Herzegovina encomendada a la administración de Austria.
El balance de los acuerdos de Berlín esta orientado sobre la idea de mantener el status quo en los Balcanes contra viento y marea. Gran Bretaña, nuevamente, a impedido la desmembración del imperio turco, Rusia a pesar de las ventajas ha tenido que retroceder sensiblemente tras los acuerdos de San Estéfano, si bien no renuncia a la protección de los eslavos del sur, mientras que la paciencia austriaca se ha visto recompensada con su apertura hacia el sur.
San Estéfano y Berlín suponen la pérdida de cualquier iniciativa propia del Imperio turco en los Balcanes. No volverá a tener un papel actuante en el territorio. El ejemplo mas evidente será cuando en 1885, la declaración unilateral de unificación de las dos Bulgarias sea sancionado con el silencio en Constantinopla.
Sin embargo, en los Balcanes se apagaba un polvorín para encender otra. La victoria diplomática austriaca consagra el avance imperial hacia el sur, consiguiendo el apoyo de Serbia y Rumania, pero no impide la hostilidad y agitación nacionalista de bosnios contra Austria y de pomacos contra Bulgaria y Rusia. Sin consecuencias a medio plazo, sólo la insurrección de los albaneses contra Constantinopla demuestra la fragilidad de la situación.
Desde 1885 a 1914 comienzan a vislumbrarse en el horizonte los nubarrones de la tormenta que se desencadenara en junio de 1914. El crecimiento de la influencia austriaca levanta los temores de los eslavos del sur, mientras la presencia de comerciantes austro-húngaros, creciente, en los puertos griegos desplaza a sus homólogos británicos; el territorio balcánico turco entra en una dinámica reduccionista sin retroceso; la influencia paneslavista rusa crece a través de la puerta búlgara, y cuando el imperio austriaco se anexione formalmente Bosnia-Herzegovina a principios del siglo XX, la chispa balcánica encenderá la mecha de la guerra, mientras el Imperio turco se convierte en un mero espectador.

LOS GRANDES ESTADOS EUROPEOS : GRAN BRETAÑA, FRANCIA , IMPERIO AUSTRO-HÚNGARO.

1. LA GRAN BRETAÑA VICTORIANA

A. El REINO UNIDO: GRAN POTENCIA DEL SIGLO XIX

En 180I los tres reinos de las islas Británicas (Irlanda. Inglaterra y Escocia) adoptaron la denominación de Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda que, gracias a la revolución industrial, se convirtió en la primera potencia económica del mundo. Ya. desde tiempos de la reina Ana I (1702-1714) se denominaba Gran Bretaña (1707).
En 1837 se inicia el largo reinado de Victoria de Kent (1837-190 1) la etapa más brillante de la Historia de los bri¬tánicos. Se caracteriza en su primera etapa (1837-1873) por la gran prosperidad de su burguesía y. en un segundo período (1873-190 1). por la expansión imperialista que lle¬vó a la ampliación del Imperio británico que se convierte en la primera potencia política y económica del mundo.
La hegemonía mundial británica fue incuestionable hasta la Primera Guerra Mundial (1914-1918).

B. LA LENTA DEMOCRATIZACIÓN


A lo largo del siglo XIX se produjo el tránsito de un Parlamento y un sistema político con vestigios del Antiguo Régimen, caracterizados respectivamente por el predominio de la nobleza y los enormes poderes del rey, a un sistema liberal que otorga mayor poder a la burguesía urbana y a los propietarios mediante el sufragio censitario. Sólo a fines del siglo se impuso el sufragio universal masculino y logrará el proletariado el derecho de voto. Esto se consiguió mediante sucesivas leyes o acts.
En 1832 con la Reform Act (Ley de Reforma) se suprimieron los burgos podridos y se produjo una redistribución de los escaños que satisfizo a la nueva bur¬guesía enriquecida gracias a la revolución industrial. Con esta ley 56 burgos podri¬dos, prácticamente deshabitados, perdían el derecho a enviar representantes al Par¬lamento y 32 debían ceder uno de sus escaños. Éstos representantes en la Cámara de los Comunes que pierden los burgos podridos se redistribuyeron entre las nue¬vas ciudades industriales, que desde entonces estarían presentes en el Parlamento a través de sus burgueses más influyentes, pues el sistema del liberalismo doctrina¬rio establecía el sufragio censitario en las elecciones.
Con esta reforma de 1832 se dio satisfacción a la burguesía enriquecida, pero quedaron marginados del sistema político la pequeña burguesía, el proletariado y gran parte del campesinado. Así pues los dos partidos políticos que se turnarán en el poder, el conservador o tory y el liberal o whig, sólo representarán a dos grupos sociales: la nobleza y la alta burguesía.
Tras el acceso de la gran burguesía al Parlamento, triunfan los intereses econó¬micos de comerciantes e industriales que logran que en 1846 el Parlamento aprue¬be las famosas anti-corn Laws (Leyes anticereales) que acaban con las tradi¬cionales leyes que protegían los cereales británicos frente a los procedentes del extranjero. La supresión de la política proteccionista por el librecambio o libertad de comercio favorece a la burguesía urbana y perjudica a los terratenientes rurales. Esta lucha política entre terratenientes agrarios y burguesía tuvo como consecuen¬cia una aceleración de las migraciones del campo a la ciudad y una venganza políti¬ca de los terratenientes conservadores que provocaron la caída del lider de su par¬tido, Robert Peel, el impulsor de las anti-corn laws.

A partir de 1865 se disputaron el poder las dos figuras más representativas de los partidos políticos británicos del siglo XIX: el conservador Benjamín Disraeli y el liberal William Gladstone y, ante el incremento de las revueltas sociales, no cabía otra solución que realizar nuevos cam¬bios políticos que quedan plasmados en una serie de leyes. La principal fue la reforma electoral de 1867 de Disra¬eli que amplió el número de votantes de un millón a 2'25 millones de electores, al reconocer el derecho de voto a los cabeza de familia residentes en las ciudades, a los licen¬ciados universitarios, médicos, profesores y clérigos, así como todos los arrendatarios que pagasen una renta anual igualo superior a cinco libras.
La nueva ley electoral de 1884, prácticamente implantaba el sufragio universal masculino pues únicamen¬te no podían votar aquellas personas que no tuvieran resi¬dencia fija, los que vivían en la casa paterna y los encarga¬dos del servicio doméstico. Al año siguiente la Redistribuction Act (Ley de redistribución) modifi¬caba el mapa electoral: frente al anterior reparto de esca¬ños por localidades se implanta el reparto según el núme¬ro de habitantes (un diputado por cada 50.000 electores).
El sufragio universal femenino no se conseguirá hasta principios del siglo XX, después de continuas luchas por los movimientos feministas de las sufragistas británi¬cas, entre las que destacaron Mrs. Pankhurst y sus hijas.
La Edad de Oro del victorianismo pleno (1850-1873), fue una etapa de una gran prosperidad, exagerado purita¬nismo y se practicó en política internacional el "espléndi¬do aislamiento" junto a una expansión imperialista que culminaría con la proclamación de la reina Victoria como emperatriz de la India, unos años más tarde.
La Gran Depresión (1873-1901) marca la última eta¬pa del reinado victoriano, cuando otras potencias europe¬as y extraeuropeas (Alemania y Estados Unidos) compiten con su dominio económico y Francia con el colonial.

C. EL PROBLEMA IRLANDÉS

Desde el siglo XII Irlanda fue tratada por la nobleza y la monarquía inglesa como si de una colonia se tratara. A partir del siglo XVI se establecieron en la Irlan¬da católica una minoría de ingleses anglicanos, especialmente en el norte de la isla, la única zona que participó del desarrollo económico derivado de la industria y del comercio. El resto de la isla siguió siendo rural y católica.
Junto a estos tres problemas, social, religioso y económico, existía en el siglo XIX un grave problema político: desde 1801 dejaron de tener un Parlamento propio y sus representantes se integraron en el parlamento de Westminster, pero "con la condición de que fueran de religión protestante", que sólo era profesada por un 15% de la población irlandesa. En estas condiciones, se puede considerar normal que naciera un movimiento nacionalista que desea lograr una mayor autonomía o inclu¬so la independencia. Daniel O'Connell (1775-1847) fundó en 1823 la Irish Catho¬/ic Association (Asociación Católica Irlandesa) con el objetivo de obtener el autogo¬bierno para Irlanda (Home Rule), pero sólo logró que la nueva ley electoral de 1829 suprimiera la discriminación que sufrían los católicos con la anterior ley.
En 1847 la economía irlandesa, basada en la agricultura, sufrió una grave crisis debido a la enfermedad de la patata, alimento básico en la isla, que produjo más de 700.000 muertes por hambre en ese año y una fuerte emigración hacia EE.UU. en la segunda mitad del siglo XIx. La población irlandesa se redujo a la mitad: 8'5 millones en 1845 y tan sólo 4 millones a comienzos del siglo Xx. Desde el exterior, estos emigrantes financiarán y dirigirán lo que ya podemos denominar movimientos independentistas, en especial la Sociedad Feniana, que comenzó en 1858 la lucha armada, mediante la preparación de atentados terroristas.

En 1875 Charles Stuart Parnell (1846-1891) obtuvo un escaño en la Cámara de los Comunes y, gracias a sus intervenciones, se convirtió en el líder del Partido Nacionalista Irlandés y de la Liga de la Tierra (1879), encargada ésta última de defender a los arrendatarios frente a los terratenientes.
Desde 1885, gracias a las reformas electorales de 1884-85, Parnell y el Partido Nacionalista Irlandés aumentaron su presencia en el Parlamento y los 86 dipu¬tados irlandeses se encontraron durante diez años con una Cámara en la que ni los conservadores ni los liberales tenían mayoría absoluta. Parnell decidió boicotear las decisiones del Parlamento con este argumento: "impediremos a los ingleses tratar sus asuntos ya que no quieren tratar los nuestros".
La situación en Irlanda siguió siendo explosiva y su solución, la independencia, sólo se llevará a cabo parcialmente (Irlanda del Norte seguirá siendo británica) des¬pués de la Iª Guerra Mundial.

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2. FRANCIA : DE LA IIª REPÚBLICA AL IMPERIO DE NAPOLEÓN IIIº.

La revolución de 1848 acabó con la monarquía de Luis Felipe de Orleans e implantó la 11 República francesa. Luis Napoleón Bonaparte fue elegido presidente de la República y de las ideas revolucionarias sólo mantuvo el principio democrático de elecciones mediante sufragio universal masculino. Su objetivo, como el de su tío Napo¬león 1, era hacer compatible las ideas más moderadas de la revolución con el triunfo del orden y lo hará de la misma forma, transformando la República en Imperio.
El 2 de diciembre de 1851, contando con el apoyo del ejército, disolvió la Asamblea y detuvo a 24.884 perso¬nas acusadas de intento de rebelión. Con este golpe de Estado refuerza su poder, que se verá confirmado cuan¬do el pueblo francés le diga que sí en los dos plebiscitos celebrados en 1851 y 1852. En ellos Napoleón prometía mantener el sufragio universal masculino y elaborar una nueva Constitución de corte autoritario, que le garantizó el poder durante diez años. Comenzaba, así, el 2.° Imperio.

B. El IMPERIO DE NAPOLEÓN IIIº (1852-1870)

La Constitución de 1852 concedió a Napoleón tan¬to el poder ejecutivo como el militar y el derecho de intervención en los otros poderes: nombramiento del Tri¬bunal Supremo de Justicia (poder judicial) y nominación del Consejo de Estado (poder legislativo). Este organismo propone las leyes que deben ser aprobadas por los miem¬bros del Cuerpo Legislativo, elegidos por sufragio univer¬sal masculino.
En la década de 1850 la actuación de Napoleón tiene como primer objetivo el mantenimiento del orden, aunque suponga un retroceso de las libertades. Para ello, refuerza la policía en las ciudades y las gendarmerías en las zonas rurales, potencia la vigilancia (sin censura) de la prensa y de las universidades, renueva la administración y firma una pacto con la Iglesia católica, convirtiéndose en el defensor del Papa y de sus Estados Pontificios.
Los éxitos en su política exterior se pusieron de manifiesto en dos conflictos: la Guerra de Crimea (1854¬- 1856), que convirtió a Napoleón 111 en árbitro de la políti¬ca internacional, y la guerra austropiamontesa de 1859, que concluye con el Tratado de Turín, firmado con Cavour, por el que Francia recibe de Piamonte los territorios de Sabo¬ya y Niza.
Pero su mayor éxito consistió en el gran desarrollo económico de Francia, que a partir de 1851 moderniza la agricultura e impulsa la industria, con lo que logra el apo¬yo del campesinado y de gran parte de la burguesía; por su parte, el proletariado urbano se muestra neutral mientras se beneficie del progreso económico y mantenga sus empleos. Rouher fue el ministro encargado de esta tarea desde 1855.
El Estado francés invierte en obras públicas, especial¬mente en la capital, París, en el extranjero y en el fomento de las inversiones en la agricultura, concediendo créditos a las agricultores a través del Crédit Foncier. El capital de las inversiones privadas procede de Bancos industriales como Banque de París o Crédit Mobilier de los hermanos Pereire, y de Bancos comerciales como Societé Générale de los Rothschild o Crédit Lyonnais de H. Germain.

La agricultura mejoró notablemente gracias al retro¬ceso del barbecho, al acondicionamiento de nuevos suelos de landas o pantanos para el cultivo, al abonado y la selec¬ción del ganado. Las regiones se especializaron y, como resultado, Francia dejó de padecer las crisis de subsisten¬cia. Quedaron excedentes para la exportación y se mejo¬ró la nutrición de los franceses.
La industria principal siguió siendo la textil, pero tanto la minera (hulla y hie¬rro de Lorena) como la siderúrgica tuvieron un gran crecimiento por la mayor demanda de estos productos por parte del ferrocarril y de las múltiples construc¬ciones públicas. Éstas se realizaron por empresas francesas que también actuaron en los países de la Europa Mediterránea, el imperio Turco y en el Austríaco.
El comercio interior se duplicó y el exterior se triplicó. El primero debido a la aparición en las ciudades de los mercados modernos (Les Halles), de los grandes almacenes (Lafayette) y los supermercados. El gran crecimiento del comercio exte¬rior se debió a varios factores: la difusión del telégrafo, las exposiciones internacio¬nales de 1855 y 1867, el acondicionamiento de sus puertos internacionales, la cons¬trucción del ferrocarril, las inversiones en el exterior y la política librecambista de los años sesenta. Como resultado Francia tuvo superávit en la balanza comercial hasta 1867.
En la década de 1860, frente al autoritarismo y la expansión de la década anterior, Napoleón adoptó ciertas medidas liberalizadoras como la concesión de amnistía a presos políticos, la legalización de las asociaciones obreras (sindicatos), reconocimientos del derecho de huelga y de algunas libertades. Estas medidas libe¬ralizadoras contrastan con los fracasos en su política exterior (derrota y fusila¬miento de Maximiliano I en México en 1867 que había sido apoyado por Francia y derrota frente a las tropas alemanas en Sedán* en 1870) que fueron acompañadas por una crisis económica muy fuerte entre 1866 y 1870 que incrementó el paro y el descontento social. Estos elementos negativos propiciaron la caída del Empera¬dor y la proclamación de la IIIª República.

C. LA IIIª REPÚBLICA DESDE 1871 A 1914.

La derrota de Sedán y las pérdidas territoriales de Alsacia y Lorena, que se integran en el nuevo Imperio ale¬mán, más las reparaciones de guerra que Francia debe pagar a Alemania hasta 1874 según lo firmado por ambos países en el Tratado de Francfort, crearon en Francia un fuerte sentimiento nacionalista antialemán, que se manten¬drá latente hasta que se luche en la Primera Guerra Mun¬dial (1914-1918)
Desde 1870 se renuevan en Francia los intentos revo¬lucionarios por parte del proletariado, que llegó a estable¬cer un gobierno revolucionario en la ciudad de París (la Comuna*) desde marzo hasta mayo de 1871, fecha en la que el presidente del gobierno francés, Adolphe Thiers, ordenó al ejército entrar en la capital y terminar total¬mente con los insurrectos: 20.000 personas fueron ejecu¬tados durante la llamada Semaine sanglante (semana san¬grienta).
Mucho se ha escrito sobre la Comuna. Marx y Bakunin, coetáneos de los hechos, valoraron positivamente el movi¬miento revolucionario cuyos objetivos eran salvaguardar la República y establecer reformas sociales en el marco de una organización de tipo prodhoniano.

Tras restablecer el orden, Thiers reanudó la actividad económica y adelantó el pago de la deuda a Alemania que fue cancelada en 1873, fecha en que será elegido Mc Mahon como presidente de la República. Hasta 1875 no se consolidó la 111 República porque la mayoría de los par¬lamentario elegidos eran monárquicos, pero la pequeña y mediana burguesía lograron hacer triunfar las ideas repu¬blicanas y su política de reformas: libertades de reunión, prensa, religión; ley del divorcio; enseñanza primaria gra¬tuita; anticlericalismo etc. Tanto los moderados (Gambetta, Jules Ferry) como los radicales (Clemenceau) reclamaban que el poder debía estar en manos del Parlamento y, en política exterior, defienden el imperialismo colonial en África y Asia.
A partir de 1894 se radicalizó la situación a partir del asesinato del Presidente Sadi Carnot que dio paso a la República Radical que conoció una de las crisis políticas más profundas del siglo con el famoso affaire (asunto) Dreyfus. La cuestión -motivada por la acusación al oficial judío Alfred Dreyfus del delito de traición-, se convirtió en un escándalo político que duró una década.
Francia se dividió entre dreyfusistas (liga de los Derechos del Hombre) que solicitaban al gobierno justi¬cia y verdad, y los antidreyfusistas (Liga de la Patria Francesa), defensores del Ejército y el honor nacional. Todo ello provocó que se radical izara el ambiente político francés e incluso el socialista Millerand formarse parte de un gobierno burgués (1899-1902). La derecha también se radical iza y en 1898 Charles Maurrás creó un partido nacionalista llamado Action Francaise, que fue un preceden¬te de la ideología fascista. Sin embargo, Francia conoció un período de prosperidad económica y cierta estabilidad política hasta 1914, fecha en que se inicia la Primera Gue¬rra Mundial.
La crisis del boulangerismo, provocada por los inten¬tos nacionalistas del general Boulanger, quien fue Ministro de Guerra entre 1886-87, dió el poder a los republicanos moderados. En estos años (1889-1898) se consolidó la IIIª República al romperse el aislamiento internacional a la que estaba sometida Francia por la Alemania de Bismarck.
Francia extendía su influencia colonial en África y Asia, en un intento de recuperar la moral nacional y el prestigio exterior, muy minados desde la derrota de Sedán y la pérdida de Alsacia-Lorena a favor de la nueva Alemania.
Hubo una evidente preocupación social de los gobiernos que se materializó en la fijación de la jornada laboral para las mujeres y niños en 1893 o la importante ley sobre accidentes laborales de 1898. Pero el hecho más importante fue el laicismo anticlerical republicano y la ins¬trumentación que de éste hacía la derecha.
Hay que tener en cuenta que la Tercera República Francesa no finalizó con el estallido de la Primera Guerra Mundial sino que continuó siendo la que dirigió la política francesa hasta 1940, cuando Hitler la derrotó en plena r Guerra Mundial. Duró pues, 69 años.
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3. EL IMPERIO AUSTRO-HÚNGARO

A. El IMPERIO Austriaco Y LA CREACIÓN OE LA MONARQUÍA DUAL

Desde la revolución de 1848 hasta 1916 este Imperio estuvo dirigido por Francisco José 1, que intentó mante¬ner un sistema conservador y autoritario. Los aspectos que caracterizaron su gobierno fueron:
l. El incremento del gasto en burocracia y policía, con el fin de impedir los movimientos liberales y nacionales de magiares, checos, polacos de Galitzia o eslavos del sur.
2. La situación de privilegio que alcanzó la Iglesia Católica, principalmente a partir del Concordato de 1855. Se le cedió el control de la enseñanza, se aumentaron los privilegios de los obispos y el Papa se podía comunicar con la jerarquía eclesiástica sin intervención de las autoridades laicas.
3. Finalmente, se impulsó el comercio, la industria y se mejoraron los transportes. El Imperio Austro-Húngaro se convertirá en una de las potencias económicas europeas a comienzos del siglo XX.
El principal problema existente era el de las nacio¬nalidades, en un Imperio que a comienzos de la Pri¬mera Guerra Mundial contaba con 52 millones de habi¬tantes. El emperador admitió el restablecimiento de las leyes y gobierno húngaras, con lo que a partir de 1867 se convirtió en una monarquía dual (el Imperio Austro-Húngaro) cuyo principal nexo de unión era el ") emperador de Austria y rey de Hungría.
A partir de las unificaciones de Italia y de Alemania, donde el imperio Austro-Húngaro había perdido influencia, la política exterior del Imperio Dual se caracterizó por su alianza con el Imperio Alemán y su expansión hacia los Balcanes con el objetivo de conso¬lidar un imperio danubiano-balcánico. Ello le llevó a una ¡
rivalidad continua con Rusia, agravada en 1908 cuando incorporó la provincia turca de Bosnia al Imperio, en contra de la opinión y de los intereses de Serbia y de Rusia, que firmarán una alianza frente a los dos imperios ¡ alemanes.

B. LA EXPANSIÓN ECONÓMICA EN El REINADO DE FRANCISCO JOSÉ

En vísperas de la I.a Guerra Mundial, el Imperio Austro-Húngaro era una de las grandes potencias mundiales. Ocupaba el cuarto lugar en Europa, después de Gran Bretaña,Alemania y Francia, con sectores económicos muy desarrollados rela¬cionados con el carbón, hierro, industria textil, química y eléctrica. Tenían una indus¬tria del automóvil autónoma y una red ferroviaria de las más importantes de Euro¬pa con forma radial a partir de Viena.
Los dos problemas fundamentales eran: la dependencia de la economía aus¬tro-húngara del capital extranjero y los fuertes desequilibrios regionales. Fue muy importante el Creditanstalt, banco para el comercio y la industria, fundado en
1855. La Bolsa de Viena, clave en Europa central, ponía de manifiesto la alianza eco¬nómica entre la aristocracia de cuna y la del dinero. El reino de Hungría (Trans¬leitania) se especializó en la producción agraria (trigo) y ganadera que no sólo per¬mitía hacer frente a las necesidades nacionales sino también a las exportaciones hacia el Imperio Alemán. En la explotación carbonífera destacó la cuenca de Mora¬via-Silesia; en la industria metalúrgica fueron famosas las fábricas de locomotoras de Viena, Gratz, Praga y Budapest. Bohemia, era una región industrial vital para el Imperio, destacando sus industrias de porcelana y vidrio.
También fueron importantes las industrias papeleras (materia prima fácil de obtener en los Alpes) y la textil de alta calidad.
Viena y Budapest fueron dos ciudades europeas muy importantes. La capital de Cisleitania (Viena) se convirtió en el centro europeo de la música y rivalizaba con las demás grandes capitales europeas en monumentalidad y servicios junto a París, Londres, Berlín y San Petersburgo. La unión de Buda y Pest convirtió a la capital de Hungría en una ciudad monumental con su Palacio Real y el Parlamento.

C. LA VIDA POLÍTICA EN El IMPERIO AUSTRO-HÚNGARO

A partir de 1867, Cisleitania (Austria) tuvo un Parlamento formado por dos Cámaras: la Herrenhaus o Cámara Alta integrada por aristócratas nombrados por el emperador y la Reichrat o Cámara Baja (Consejo del Imperio) formada por diputados elegidos por sufragio censual. No era totalmente un sistema parlamenta¬rio avanzado ya que el emperador nombraba como ministros y presidente del gobierno a personas "técnicas", más que a diputados del Reichsrat.
El reino de Hungría (Transleitania) tenía un verdadero régimen parlamentario, con un poder ejecutivo repartido entre la Corona y un gabinete de ministros que respondía ante el Parlamento Húngaro integrado por dos cámaras, la de los Mag¬nates (nobleza hereditaria y obispos) y la de los DiPutados, elegida por sufragio cen¬sual.
Las dos lenguas más difundidas fueron el alemán y húngaro aunque había leyes que reconocían a todos los grupos etnolingüísticos la completa igualdad.
Los dos Estados que constituían el Imperio Austro-Húngaro fueron autócto¬nos completamente en las cuestiones internas pero con un mismo Jefe de Esta¬do, Francisco José 1, Emperador de Austria y rey de Hungría, que controlaba el nom¬bramiento de una serie de ministros comunes a ambos para la defensa, asuntos exteriores y finanzas.