Historia posible
LA HISTORIA ES ESQUIVA A LA RAZON DE LOS HOMBRES
LA VERDAD PURA Y SIMPLE, RARA VEZ ES PURA Y NUNCA ES SIMPLE
viernes, 15 de marzo de 2013
viernes, 18 de enero de 2013
TEXTO MOVIMIENTO OBRERO.
El nuevo sistema se funda en los nuevos principios que capacitaran a la humanidad para impedir en la próxima generación todos los males y miserias que nosotros y nuestros antepasados hemos experimentado. Se acabará con la ignorancia, se impedirá que las malas pasiones se fortalezcan, la amabilidad y la caridad prevalecerán universalmente, no se conocerá la pobreza, el interés de cada individuo estará en estrecha relación con el interés de todos los individuos del mundo. No habrá ninguna contradicción entre los deseos y apetencias de los hombres. La moderación será la característica de la sociedad. Cada uno poseerá sin perjuicio de los demás, todo lo que pueda tender a su comodidad y su felicidad. A su debido tiempo se formará comunidades con tales caracteres.
1. Realizar las pautas establecidas del comentario de texto.
2. Realizar la introducción histórica en la que se produce el texto.
3. Responder a las siguientes cuestiones:
a. ¿Cuál es el proceso histórico al que se refiere?.
b. ¿Se cumplieron las predicciones del autor?
c. Según la frase: “la moderación será la característica de la sociedad” ¿Qué tipo de enfrentamiento se cree poder evitar.
viernes, 4 de enero de 2013
Unificación italiana
Algunos planteamientos sobre la unificación italiana
La unificación italiana se basó en la necesaria ayuda exterior para poder derrotar a su
principal oponente, Austria, y el apoyo que se dio al reino de Piamonte como motor
del proceso. El primer elemento fue aportado por Francia, y el segundo, por el conde
de Cavour. El documento recoge ambos temas.
Me ha alegrado saber que V.M. había reconocido que el resumen de los puntos acordados en Plombières era exacto (…). V.M. cree conveniente retrasar la época ya fijada para el inicio de las hostilidades, aplazándolo, si es posible, a la primavera de
1860 (…). Este punto ha llamado sobre todo la atención del rey, que me ha encarga-do transmitirle las siguientes consideraciones. El aplazamiento de la guerra (…) ten-dría a los ojos del rey grandes inconvenientes. En efecto, es incontestable que gracias
a la habilidad y la sagacidad de V.M. Europa está en este momento favorablemente
dispuesta para facilitar la ejecución de los proyectos (…), mientras que en Italia los
ánimos están admirablemente dispuestos por la preparación que hemos tenido desde
hace veinte años para los acontecimientos a los que deben dar lugar. El retraso de un
año podría modificar, y modificaría probablemente en perjuicio nuestra tal situación.
El acercamiento de Austria a Rusia o a Prusia no es imposible.
(…) Por lo que se refiere a Italia, un prolongado retraso no puede ser sino desastroso
para nuestros designios. Hoy todo está dispuesto en un sentido que le es favorable. La
influencia del partido revolucionario, gracias a la confianza que inspira el Piamonte,
si no destruida, al menos reducida a proporciones insignificantes. Si Mazzini
conserva todavía algunos adeptos en las capas bajas de la sociedad, con la ayuda de
las ideas socialistas que él ha acabado adoptando, ha perdido todo prestigio entre las
clases medias y altas, que han sido casi enteramente captadas por los principios de
orden y de moderación, los únicos que pueden conseguir la emancipación de la patria
(…).
CONDE DE CAVOUR: Carta a Napoleón III. 1858.
1. Realizar las pautas del comentario de texto.
2. Exponer en el comentario las diversas tendencias de la unificación italiana.
3. Comentar la postura del reino de Piamonte a raíz del contenido de la carta.
4. Opinión personal y comentario.
La unificación italiana se basó en la necesaria ayuda exterior para poder derrotar a su
principal oponente, Austria, y el apoyo que se dio al reino de Piamonte como motor
del proceso. El primer elemento fue aportado por Francia, y el segundo, por el conde
de Cavour. El documento recoge ambos temas.
Me ha alegrado saber que V.M. había reconocido que el resumen de los puntos acordados en Plombières era exacto (…). V.M. cree conveniente retrasar la época ya fijada para el inicio de las hostilidades, aplazándolo, si es posible, a la primavera de
1860 (…). Este punto ha llamado sobre todo la atención del rey, que me ha encarga-do transmitirle las siguientes consideraciones. El aplazamiento de la guerra (…) ten-dría a los ojos del rey grandes inconvenientes. En efecto, es incontestable que gracias
a la habilidad y la sagacidad de V.M. Europa está en este momento favorablemente
dispuesta para facilitar la ejecución de los proyectos (…), mientras que en Italia los
ánimos están admirablemente dispuestos por la preparación que hemos tenido desde
hace veinte años para los acontecimientos a los que deben dar lugar. El retraso de un
año podría modificar, y modificaría probablemente en perjuicio nuestra tal situación.
El acercamiento de Austria a Rusia o a Prusia no es imposible.
(…) Por lo que se refiere a Italia, un prolongado retraso no puede ser sino desastroso
para nuestros designios. Hoy todo está dispuesto en un sentido que le es favorable. La
influencia del partido revolucionario, gracias a la confianza que inspira el Piamonte,
si no destruida, al menos reducida a proporciones insignificantes. Si Mazzini
conserva todavía algunos adeptos en las capas bajas de la sociedad, con la ayuda de
las ideas socialistas que él ha acabado adoptando, ha perdido todo prestigio entre las
clases medias y altas, que han sido casi enteramente captadas por los principios de
orden y de moderación, los únicos que pueden conseguir la emancipación de la patria
(…).
CONDE DE CAVOUR: Carta a Napoleón III. 1858.
1. Realizar las pautas del comentario de texto.
2. Exponer en el comentario las diversas tendencias de la unificación italiana.
3. Comentar la postura del reino de Piamonte a raíz del contenido de la carta.
4. Opinión personal y comentario.
lunes, 6 de junio de 2011
HISTORIA DE LOS DERECHOS CIVILES
HISTORIA DE LOS DERECHOS CIVILES EN LOS ESTADOS UNIDOS.
INTRODUCCION.
A principios del siglo XX, la segregación racial era la norma en el sur de Estados Unidos y las oportunidades para los ciudadanos afroestadounidenses eran limitadas. Sin embargo, en la década del 50 una confluencia de fuerzas potenció la vigorosa campaña en favor de los derechos civiles. El Reverendo Martin Luther King Jr., un orador elocuente influido por las ideas de resistencia no violenta promovidas por Mahatma Gandhi en la India, tomó rápidamente el liderato del movimiento. Era un movimiento formado por niños y adultos, pastores y abogados, aparceros y presidentes. A los participantes los impulsaba la necesidad apremiante del cambio y la sensación de que no importara lo que pasara les era imposible dar marcha atrás.
EL MOVIMIENTO DE LOS DERECHOS CIVILES DE 1960 A 1980
La lucha de los estadounidenses negros por la igualdad llegó a su clímax a mediados de la década de 1960. Después de varias victorias graduales en la década anterior, los negros se comprometieron aún más a fondo con la acción directa no violenta. Algunos grupos, como la Conferencia del Liderazgo Cristiano del Sur (SCLC por sus siglas en inglés) formado por sacerdotes negros, y el Comité Estudiantil de Coordinación de la No Violencia (SNCC) integrado por activistas más jóvenes, pugnaron por la reforma a través de la confrontación pacífica.
En 1960 algunos estudiantes negros de educación superior organizaron un plantón en un restaurante segregado de Woolworth, en Carolina del Norte, y se negaron a retirarse del lugar. Ese plantón atrajo la atención de los medios y dio lugar a otras manifestaciones similares en todo el sur. Al año siguiente los trabajadores partidarios de los derechos civiles organizaron "giras de la libertad", en las que blancos y negros viajaban en autobuses hacia las terminales segregadas del sur, dando lugar a confrontaciones que recibían la atención de los medios informativos y propiciaban el cambio.
Esos grupos organizaron también grandes concentraciones, como la "Marcha a Washington" en 1963. Más de 200.000 personas se reunieron en la capital del país para manifestar su compromiso con la igualdad para todos. El momento culminante de una jornada de canciones y discursos llegaba cuando Martin Luther King Jr., quien se había perfilado como el vocero más grande de los derechos civiles, tomaba la palabra. "He tenido el sueño de que un día, en las rojas colinas de Georgia, los hijos de los ex esclavos y los hijos de los que fueron amos de esclavos se podrán sentar juntos a la mesa de la fraternidad", proclamaba King. Cada vez que él repetía el estribillo "he tenido un sueño", la multitud gritaba de júbilo.
Sin embargo la retórica del movimiento a favor de los derechos civiles no logró progreso alguno en sus inicios. Al principio el presidente Kennedy no quiso presionar a los sureños
blancos para que apoyaran los derechos civiles, pues necesitaba sus votos para otros proyectos. Sin embargo los acontecimientos lo obligaron a actuar. En 1962, cuando a James Meredith se le negó la admisión a la Universidad de Mississippi a causa de su raza, Kennedy envió a la tropa federal para que impusiera el cumplimiento de la ley. Cuando las protestas contra la segregación recibieron una respuesta violenta de la policía en Birmingham, Alabama, él envió al Congreso un nuevo proyecto de ley sobre derechos civiles, donde se imponía la integración obligatoria en los lugares públicos. A pesar de todo, ni aun la "Marcha a Washington" fue capaz de agilizar la aprobación de esa medida por un comité del Congreso, donde aún se hallaba empantanada cuando Kennedy fue asesinado.
El presidente Johnson tuvo más éxito. Este sureño de Texas se comprometió con la causa de los derechos civiles cuando aspiraba a ocupar un cargo de nivel nacional. En 1963 él mismo le dijo al Congreso: "Ninguna oración fúnebre o panegírico podría honrar de un modo más elocuente el recuerdo del presidente Kennedy, que la aprobación más expedita posible del proyecto de ley sobre los derechos civiles". Con todo el peso de su autoridad, Johnson convenció al Senado de que abreviara los debates y así obtuvo la aprobación de la amplia Ley de Derechos Civiles de 1964, por la cual se prohibió la discriminación en todos los alojamientos públicos. Al año siguiente él presionó también a favor de lo que habría de ser la Ley de Derechos de los Votantes, en 1965. En ella se le dio autoridad al gobierno federal para asignar examinadores, cuyo deber era registrar a los votantes en los lugares donde los funcionarios les negaban el registro a los negros. Al año siguiente de la aprobación de esa ley, 400.000 negros se registraron en el extremo sur; ya para 1968 su número llegaba a un millón, y en todo el país hubo un aumento sustancial en el número de funcionarios negros elegidos. Por último, el Congreso aprobó en 1968 la legislación por la cual se prohibió la discriminación en materia de vivienda.
A pesar de toda esa actividad legislativa, algunos negros se sintieron impacientes por el ritmo de sus progresos. Malcolm X, un elocuente activista, abogó por que los negros se separaran
de la raza blanca. Así mismo, el líder estudiantil Stokely Carmichael se desilusionó de las ideas en torno a la no violencia y a la cooperación entre las razas. Él predicó también la necesidad de afirmar el poder negro por todos los medios requeridos.
La violencia trajo consigo las exhortaciones más militantes a la reforma. En 1966 y 1967 estallaron los desórdenes en varias ciudades grandes. En la primavera de 1968, Martin Luther King fue abatido por la bala de un asesino. Varios meses más tarde, el senador Robert Kennedy, quien era un vocero de los menos favorecidos, opositor de la Guerra de Vietnam y hermano del presidente asesinado, corrió la misma suerte. Para mucha gente, esos dos homicidios señalaron el final de una era de inocencia e idealismo, tanto en el movimiento a favor de los derechos civiles como en el de la oposición a la guerra. La creciente militancia de la izquierda, aunada a la inevitable reacción de los conservadores, abrió una brecha en la mentalidad de la nación, que tardaría varios años en cerrarse.
El compromiso federal para con los derechos civiles se debilitó cuando Richard Nixon asumió la presidencia. Él estaba decidido a consolidar su base política en torno a los conservadores blancos, quienes temían que el movimiento a favor de la igualdad de los negros hubiera llegado demasiado lejos. La "estrategia del sur" indujo al gobierno a reducir la suma que se había asignado a la meta de la vivienda equitativa y, en 1970, a un intento infructuoso de impedir la extensión de la Ley de Derechos de los votantes de 1965. Cuando la Corte Suprema dictaminó en 1971 que el transporte de los niños en autobús era un medio adecuado para imponer la integración en las escuelas, Nixon impugnó por televisión el veredicto y pidió que el Congreso le impusiera una moratoria o ciertas restricciones. Aun cuando el presidente no logró sus fines, definió con claridad su posición. Los opositores de la integración por medio del transporte en autobuses lograron una victoria en el caso Milliken v. Bradley en 1974, en el cual la Corte Suprema invalidó los intentos de transferir a los alumnos negros del centro de las ciudades a escuelas suburbanas que eran predominantemente blancas.
La reacción en contra del trato preferente para las minorías adquirió un carácter aún más público en un caso juzgado por la Corte Suprema en 1978. Allan Bakke, un hombre blanco, dijo que su solicitud de ingreso a una escuela de medicina en California había sido rechazada a causa de una cuota, por la cual se reservaban plazas para los solicitantes miembros de minorías. La corte ordenó su admisión y argumentó que ya no sería posible seguir imponiendo ese tipo de cuotas, pero en seguida ratificó que la raza seguiría siendo uno de los factores relevantes en los procedimientos de selección.
A pesar de todo, la controversia en torno del transporte de alumnos en autobuses y la acción afirmativa oscureció a veces el hecho de que, en todos esos años de inquietud, muchos estadounidenses de origen africano se incorporaban día con día a la clase media... y a los suburbios.
BREVE NOTA SOBRE EL KU KLUX KLAN
La historia de esta Sociedad es una historia rodeada de secreto, de rituales y de ideas erróneas. Surgió puramente como una hermandad de tipo social, muy parecida a las hermandades de las Universidades pero con fines terribles. Se recubría a si misma con el manto sagrado de la cristiandad y de la bandera norteamericana. Había gobernadores, senadores y jueces que habían sido elegidos con el beneplácito del Klan. Sus dirigentes trataron de enmascarar el terror, pero la cara de la intolerancia siempre se ha escondido debajo de la “basura”. Forman parte de la Historia que todos queremos olvidar, pero no queremos, no debemos olvidar...
En los años 50´s la segregación era la forma de vida aceptada en el Sur. Sin embargo, lo de “separados pero iguales” solo era una verdad a medias.Los negros gozaban de poca libertad en esos tiempos de poca estabilidad racial. Cuando tenían que comer algo en una cafetería de la ciudad, tenían que esperar al final del mostrador para que le sirvieran y salir a la calle a comer, y si necesitaban ir al baño, tenían que aguantarse hasta llegar a sus casas. Cuando subían a un autobús, tenían que ubicarse al final del mismo. Vivían rodeados de miedo y era una forma de vida horrorosa.
En 1954, el Tribunal Supremo de los Estados Unidos prohibió la segregación racial en las Escuelas, y esta decisión desencadenó una ola de protestas en el sur. Pero el Klan ya no existía como tal porque la “organización” había sido disuelta en 1944 por una investigación de Hacienda (curioso). Por todo el sur surgieron klanes independientes, separados unos de otros, autónomos. La antigua ceremonia sagrada de “la quema de la cruz” se convirtió en el rito preferido por el Klan para sembrar el terror. También utilizaron otras formas de intimidación, tales como el boicot económico, palizas e incluso el asesinato...
La violencia racial fue asombrosa, y la mayor parte de estos actos llevaban la firma de “KKK”. Pero a principio de la década de los 60´s, los negros empezaron a protestar por no seguir siendo ciudadanos de segunda clase. Hicieron “sentadas” en comedores, protestas en autobuses y manifestaciones. Empezaban a estar más unidos.
Así, en 1960, nacía el Klan que sería el más longevo de todos, cuando se creó la asociación “Klanes unidos de América”. Paralelamente aparece la figura de Martin Luther King como defensor de los derechos raciales y, como no, fue despreciado y convirtiose en el enemigo público nº1 de estos desalmados. La ciudad de Birmingham, en Alabama, se convirtió en el principal foco de violencia, y el Klan era ayudado y protegido por la Policía del Estado haciendo la “vista gorda” a las palizas y asesinatos.
En medio de esta atmósfera cargada, tuvo lugar uno de los atentados terroristas más crueles perpetrados por el Klan: La Iglesia Baptista de la calle 16 era un símbolo del movimiento por los derechos civiles y la igualdad. Una mañana de domingo, en septiembre de 1963, cuatro niñas negras acudían a la escuela dominical en la iglesia. La lección de la Biblia que correspondía a ese día era “Un amor que perdona...”. Las cuatro niñas bajaron al sótano para vestirse con las túnicas del Coro cuando de repente un ruido como el disparo de un cañón llenó la iglesia. Una bomba colocada cerca del sótano hizo saltar en pedazos el Templo. Debajo de la avalancha de cristales rotos, piedras y hierros retorcidos surgió un espectáculo horroroso, los cuerpos de las chicas aparecían muertas totalmente destrozadas (eran unas crías de 14 años). El único castigo que recibieron los culpables de aquella matanza fue una multa por tenencia ilícita de explosivos ¿?
Mississippi se convirtió en el nuevo foco de atención y en el lugar donde los negros eran más vilipendiados. Y los “Caballeros Blancos”, sin duda la organización del Klan más sangrienta de laHistoria, campaban a sus anchas cometiendo verdaderas tropelías; sus armas preferidas eran bombas, ladrillos y balas -300 actos violentos de terrorismo-.
Este Estado era en 1964una población totalmente vetada a los negros, y los pocos que habían vivían en una pobreza absoluta. El Congreso se impuso la labor de “abrir” Mississippi para la población negra, y decidieron enviar casi un millar de estudiantes para que trabajaran para la comunidad. Los habitantes de este Estado reaccionaron como si las Hordas Bárbaras de los Mongoles los hubieran invadido...
Los Caballeros Blancos se disponían para la guerra, pero el FBI comenzó a investigar al Klan infiltrando a sus componentes en las filas de la Organización y desenmascaró a los autores del asesinato de 3 activistas proderechos, que no fueron otros que 18 componentes de los Caballeros Blancos y el sheriff de la ciudad, una persona que su cometido era mantener y proteger el orden, y raptaba, daba palizas y asesinaba, así de sucia estaba la cosa. El Estado de Mississippi se negó a formalizar una acusación contra los inculpados, pero sin embargo, el Ministerio de Justicia de los Estados Unidos tomaría cartas en el asunto y los acusó de ipso facto.
Muchos personajes políticos estaban en contra de la igualdad, pero hubo otros como el presidente Lyndon Johnson, que se habían manifestado abiertamente en contra de la organización, algo que irritó a los miembros de la misma. El 2 de julio de 1964 firmó la Ley de los Derechos Civiles y el odio hacia él se acrecentó; continuaban los asesinatos, tiros en la cabeza, hombres quemados, apaleados, y lo que es peor, los Jurados -siempre compuestos en su totalidad por hombres blancos- hallaban a los acusados “inocentes”.
INTRODUCCION.
A principios del siglo XX, la segregación racial era la norma en el sur de Estados Unidos y las oportunidades para los ciudadanos afroestadounidenses eran limitadas. Sin embargo, en la década del 50 una confluencia de fuerzas potenció la vigorosa campaña en favor de los derechos civiles. El Reverendo Martin Luther King Jr., un orador elocuente influido por las ideas de resistencia no violenta promovidas por Mahatma Gandhi en la India, tomó rápidamente el liderato del movimiento. Era un movimiento formado por niños y adultos, pastores y abogados, aparceros y presidentes. A los participantes los impulsaba la necesidad apremiante del cambio y la sensación de que no importara lo que pasara les era imposible dar marcha atrás.
EL MOVIMIENTO DE LOS DERECHOS CIVILES DE 1960 A 1980
La lucha de los estadounidenses negros por la igualdad llegó a su clímax a mediados de la década de 1960. Después de varias victorias graduales en la década anterior, los negros se comprometieron aún más a fondo con la acción directa no violenta. Algunos grupos, como la Conferencia del Liderazgo Cristiano del Sur (SCLC por sus siglas en inglés) formado por sacerdotes negros, y el Comité Estudiantil de Coordinación de la No Violencia (SNCC) integrado por activistas más jóvenes, pugnaron por la reforma a través de la confrontación pacífica.
En 1960 algunos estudiantes negros de educación superior organizaron un plantón en un restaurante segregado de Woolworth, en Carolina del Norte, y se negaron a retirarse del lugar. Ese plantón atrajo la atención de los medios y dio lugar a otras manifestaciones similares en todo el sur. Al año siguiente los trabajadores partidarios de los derechos civiles organizaron "giras de la libertad", en las que blancos y negros viajaban en autobuses hacia las terminales segregadas del sur, dando lugar a confrontaciones que recibían la atención de los medios informativos y propiciaban el cambio.
Esos grupos organizaron también grandes concentraciones, como la "Marcha a Washington" en 1963. Más de 200.000 personas se reunieron en la capital del país para manifestar su compromiso con la igualdad para todos. El momento culminante de una jornada de canciones y discursos llegaba cuando Martin Luther King Jr., quien se había perfilado como el vocero más grande de los derechos civiles, tomaba la palabra. "He tenido el sueño de que un día, en las rojas colinas de Georgia, los hijos de los ex esclavos y los hijos de los que fueron amos de esclavos se podrán sentar juntos a la mesa de la fraternidad", proclamaba King. Cada vez que él repetía el estribillo "he tenido un sueño", la multitud gritaba de júbilo.
Sin embargo la retórica del movimiento a favor de los derechos civiles no logró progreso alguno en sus inicios. Al principio el presidente Kennedy no quiso presionar a los sureños
blancos para que apoyaran los derechos civiles, pues necesitaba sus votos para otros proyectos. Sin embargo los acontecimientos lo obligaron a actuar. En 1962, cuando a James Meredith se le negó la admisión a la Universidad de Mississippi a causa de su raza, Kennedy envió a la tropa federal para que impusiera el cumplimiento de la ley. Cuando las protestas contra la segregación recibieron una respuesta violenta de la policía en Birmingham, Alabama, él envió al Congreso un nuevo proyecto de ley sobre derechos civiles, donde se imponía la integración obligatoria en los lugares públicos. A pesar de todo, ni aun la "Marcha a Washington" fue capaz de agilizar la aprobación de esa medida por un comité del Congreso, donde aún se hallaba empantanada cuando Kennedy fue asesinado.
El presidente Johnson tuvo más éxito. Este sureño de Texas se comprometió con la causa de los derechos civiles cuando aspiraba a ocupar un cargo de nivel nacional. En 1963 él mismo le dijo al Congreso: "Ninguna oración fúnebre o panegírico podría honrar de un modo más elocuente el recuerdo del presidente Kennedy, que la aprobación más expedita posible del proyecto de ley sobre los derechos civiles". Con todo el peso de su autoridad, Johnson convenció al Senado de que abreviara los debates y así obtuvo la aprobación de la amplia Ley de Derechos Civiles de 1964, por la cual se prohibió la discriminación en todos los alojamientos públicos. Al año siguiente él presionó también a favor de lo que habría de ser la Ley de Derechos de los Votantes, en 1965. En ella se le dio autoridad al gobierno federal para asignar examinadores, cuyo deber era registrar a los votantes en los lugares donde los funcionarios les negaban el registro a los negros. Al año siguiente de la aprobación de esa ley, 400.000 negros se registraron en el extremo sur; ya para 1968 su número llegaba a un millón, y en todo el país hubo un aumento sustancial en el número de funcionarios negros elegidos. Por último, el Congreso aprobó en 1968 la legislación por la cual se prohibió la discriminación en materia de vivienda.
A pesar de toda esa actividad legislativa, algunos negros se sintieron impacientes por el ritmo de sus progresos. Malcolm X, un elocuente activista, abogó por que los negros se separaran
de la raza blanca. Así mismo, el líder estudiantil Stokely Carmichael se desilusionó de las ideas en torno a la no violencia y a la cooperación entre las razas. Él predicó también la necesidad de afirmar el poder negro por todos los medios requeridos.
La violencia trajo consigo las exhortaciones más militantes a la reforma. En 1966 y 1967 estallaron los desórdenes en varias ciudades grandes. En la primavera de 1968, Martin Luther King fue abatido por la bala de un asesino. Varios meses más tarde, el senador Robert Kennedy, quien era un vocero de los menos favorecidos, opositor de la Guerra de Vietnam y hermano del presidente asesinado, corrió la misma suerte. Para mucha gente, esos dos homicidios señalaron el final de una era de inocencia e idealismo, tanto en el movimiento a favor de los derechos civiles como en el de la oposición a la guerra. La creciente militancia de la izquierda, aunada a la inevitable reacción de los conservadores, abrió una brecha en la mentalidad de la nación, que tardaría varios años en cerrarse.
El compromiso federal para con los derechos civiles se debilitó cuando Richard Nixon asumió la presidencia. Él estaba decidido a consolidar su base política en torno a los conservadores blancos, quienes temían que el movimiento a favor de la igualdad de los negros hubiera llegado demasiado lejos. La "estrategia del sur" indujo al gobierno a reducir la suma que se había asignado a la meta de la vivienda equitativa y, en 1970, a un intento infructuoso de impedir la extensión de la Ley de Derechos de los votantes de 1965. Cuando la Corte Suprema dictaminó en 1971 que el transporte de los niños en autobús era un medio adecuado para imponer la integración en las escuelas, Nixon impugnó por televisión el veredicto y pidió que el Congreso le impusiera una moratoria o ciertas restricciones. Aun cuando el presidente no logró sus fines, definió con claridad su posición. Los opositores de la integración por medio del transporte en autobuses lograron una victoria en el caso Milliken v. Bradley en 1974, en el cual la Corte Suprema invalidó los intentos de transferir a los alumnos negros del centro de las ciudades a escuelas suburbanas que eran predominantemente blancas.
La reacción en contra del trato preferente para las minorías adquirió un carácter aún más público en un caso juzgado por la Corte Suprema en 1978. Allan Bakke, un hombre blanco, dijo que su solicitud de ingreso a una escuela de medicina en California había sido rechazada a causa de una cuota, por la cual se reservaban plazas para los solicitantes miembros de minorías. La corte ordenó su admisión y argumentó que ya no sería posible seguir imponiendo ese tipo de cuotas, pero en seguida ratificó que la raza seguiría siendo uno de los factores relevantes en los procedimientos de selección.
A pesar de todo, la controversia en torno del transporte de alumnos en autobuses y la acción afirmativa oscureció a veces el hecho de que, en todos esos años de inquietud, muchos estadounidenses de origen africano se incorporaban día con día a la clase media... y a los suburbios.
BREVE NOTA SOBRE EL KU KLUX KLAN
La historia de esta Sociedad es una historia rodeada de secreto, de rituales y de ideas erróneas. Surgió puramente como una hermandad de tipo social, muy parecida a las hermandades de las Universidades pero con fines terribles. Se recubría a si misma con el manto sagrado de la cristiandad y de la bandera norteamericana. Había gobernadores, senadores y jueces que habían sido elegidos con el beneplácito del Klan. Sus dirigentes trataron de enmascarar el terror, pero la cara de la intolerancia siempre se ha escondido debajo de la “basura”. Forman parte de la Historia que todos queremos olvidar, pero no queremos, no debemos olvidar...
En los años 50´s la segregación era la forma de vida aceptada en el Sur. Sin embargo, lo de “separados pero iguales” solo era una verdad a medias.Los negros gozaban de poca libertad en esos tiempos de poca estabilidad racial. Cuando tenían que comer algo en una cafetería de la ciudad, tenían que esperar al final del mostrador para que le sirvieran y salir a la calle a comer, y si necesitaban ir al baño, tenían que aguantarse hasta llegar a sus casas. Cuando subían a un autobús, tenían que ubicarse al final del mismo. Vivían rodeados de miedo y era una forma de vida horrorosa.
En 1954, el Tribunal Supremo de los Estados Unidos prohibió la segregación racial en las Escuelas, y esta decisión desencadenó una ola de protestas en el sur. Pero el Klan ya no existía como tal porque la “organización” había sido disuelta en 1944 por una investigación de Hacienda (curioso). Por todo el sur surgieron klanes independientes, separados unos de otros, autónomos. La antigua ceremonia sagrada de “la quema de la cruz” se convirtió en el rito preferido por el Klan para sembrar el terror. También utilizaron otras formas de intimidación, tales como el boicot económico, palizas e incluso el asesinato...
La violencia racial fue asombrosa, y la mayor parte de estos actos llevaban la firma de “KKK”. Pero a principio de la década de los 60´s, los negros empezaron a protestar por no seguir siendo ciudadanos de segunda clase. Hicieron “sentadas” en comedores, protestas en autobuses y manifestaciones. Empezaban a estar más unidos.
Así, en 1960, nacía el Klan que sería el más longevo de todos, cuando se creó la asociación “Klanes unidos de América”. Paralelamente aparece la figura de Martin Luther King como defensor de los derechos raciales y, como no, fue despreciado y convirtiose en el enemigo público nº1 de estos desalmados. La ciudad de Birmingham, en Alabama, se convirtió en el principal foco de violencia, y el Klan era ayudado y protegido por la Policía del Estado haciendo la “vista gorda” a las palizas y asesinatos.
En medio de esta atmósfera cargada, tuvo lugar uno de los atentados terroristas más crueles perpetrados por el Klan: La Iglesia Baptista de la calle 16 era un símbolo del movimiento por los derechos civiles y la igualdad. Una mañana de domingo, en septiembre de 1963, cuatro niñas negras acudían a la escuela dominical en la iglesia. La lección de la Biblia que correspondía a ese día era “Un amor que perdona...”. Las cuatro niñas bajaron al sótano para vestirse con las túnicas del Coro cuando de repente un ruido como el disparo de un cañón llenó la iglesia. Una bomba colocada cerca del sótano hizo saltar en pedazos el Templo. Debajo de la avalancha de cristales rotos, piedras y hierros retorcidos surgió un espectáculo horroroso, los cuerpos de las chicas aparecían muertas totalmente destrozadas (eran unas crías de 14 años). El único castigo que recibieron los culpables de aquella matanza fue una multa por tenencia ilícita de explosivos ¿?
Mississippi se convirtió en el nuevo foco de atención y en el lugar donde los negros eran más vilipendiados. Y los “Caballeros Blancos”, sin duda la organización del Klan más sangrienta de laHistoria, campaban a sus anchas cometiendo verdaderas tropelías; sus armas preferidas eran bombas, ladrillos y balas -300 actos violentos de terrorismo-.
Este Estado era en 1964una población totalmente vetada a los negros, y los pocos que habían vivían en una pobreza absoluta. El Congreso se impuso la labor de “abrir” Mississippi para la población negra, y decidieron enviar casi un millar de estudiantes para que trabajaran para la comunidad. Los habitantes de este Estado reaccionaron como si las Hordas Bárbaras de los Mongoles los hubieran invadido...
Los Caballeros Blancos se disponían para la guerra, pero el FBI comenzó a investigar al Klan infiltrando a sus componentes en las filas de la Organización y desenmascaró a los autores del asesinato de 3 activistas proderechos, que no fueron otros que 18 componentes de los Caballeros Blancos y el sheriff de la ciudad, una persona que su cometido era mantener y proteger el orden, y raptaba, daba palizas y asesinaba, así de sucia estaba la cosa. El Estado de Mississippi se negó a formalizar una acusación contra los inculpados, pero sin embargo, el Ministerio de Justicia de los Estados Unidos tomaría cartas en el asunto y los acusó de ipso facto.
Muchos personajes políticos estaban en contra de la igualdad, pero hubo otros como el presidente Lyndon Johnson, que se habían manifestado abiertamente en contra de la organización, algo que irritó a los miembros de la misma. El 2 de julio de 1964 firmó la Ley de los Derechos Civiles y el odio hacia él se acrecentó; continuaban los asesinatos, tiros en la cabeza, hombres quemados, apaleados, y lo que es peor, los Jurados -siempre compuestos en su totalidad por hombres blancos- hallaban a los acusados “inocentes”.
sábado, 28 de mayo de 2011
LA DESCOLONIZACIÓN.
La Descolonización
Introducción
La descolonización es un proceso histórico contemporáneo cuyo máximo desarrollo ha tenido lugar entre el final de la Segunda Guerra Mundial y mediados de la década de los años sesenta. Desde el inicio de la Edad Moderna la descolonización ha sido una constante ligada a los episodios coloniales emprendidos por las naciones europeas. La independencia de las últimas colonias del imperio portugués en África, pusieron fin a un ciclo colonial iniciado en el siglo XIV, el de los imperios marítimos. La liquidación del sistema colonial moderno y contemporáneo, producida en diversas etapas, dio lugar al nacimiento de un gran número de países jóvenes, todos ellas acogidos en el seno de la Organización de Naciones Unidas (ONU). La lucha por la consolidación de regímenes justos en todos estos países es el centro de las historias nacionales recientes de los continentes asiático y africano.
No deja de sorprender la gran velocidad con que, durante la segunda mitad del siglo XX, se produjo el derrumbe de unos imperios que, fruto del aporte de los sistemas administrativos y políticos europeos, se habían conformado con gran precisión durante largo tiempo. La resignación con que Gran Bretaña y Francia hubo de asumir los procesos de independencia de las naciones de Asia y África solo es explicable a partir de dos condiciones. La primera, la maltratada situación económica de las potencias al terminar la Segunda Guerra Mundial. Y la segunda, la fuerza imparable de los movimientos nacionales de autodeterminación.
Las comunicaciones habían dejado de ser esencialmente marítimas y las nuevas formas de la economía permitirían a los países fuertes dominar territorios sin necesidad de ocuparlos. Sobre los países independizados se consolidó un colonialismo de sustitución no sustentado en el control marítimo.
La descolonización tiene como consecuencia la independencia, pero esta, sin embargo, no se alcanza en muchos países de una forma completa, pues aunque la mayoría consigue su soberanía política, los lazos que les unen al pasado colonial quedan profundamente estrechados, manteniéndose una dependencia social, económica y cultural que condicionan su posterior desarrollo cayendo en una nueva modalidad de colonialismo.
Los procesos de independencia de las primeras etapas de la historia poscolonial tuvieron una fuerte impresión personalista de los líderes nacionales y una acentuada tendencia hacia el golpismo y las convulsiones.
Factores de la colonización
Factores internos
El crecimiento demográfico:
La mayoría de los países en vísperas de su revolución contaban con unos efectivos demográficos muy elevados. Las altas tasas de natalidad, típicas en los países poco desarrollados, vieron descender sus tasas de mortalidad debido a sus mejoras higiénicas y médicas que habían aportado las potencias coloniales. Se producen grandes corrientes migratorias hacía las grandes urbes. Este incremento urbano sirvió de cohesión y acercamiento a los problemas y a la vez de difusión de ideologías y actitudes hostiles a la presencia colonial.
Transformaciones económicas y sociales:
La introducción de economías especulativas y de nuevos sistemas de intercambio en las colonias, trajo como consecuencia la destrucción de los anteriores sistemas de subsistencia, a la vez que situaba a gran parte del planeta en un circuito comercial internacional que se definiría como de "intercambio desigual" al desequilibrarse claramente a favor de los colonizadores.
Para obligar a trabajar a las poblaciones dependientes en los productos o en los sectores que interesaban a Europa, y para procurarse mano de obra en las condiciones más ventajosas, se utilizaron todo tipo de coacciones y trucos, desde impuestos a pagar en jornadas de trabajo, hasta trabajos forzados, e incluso, a pesar de estar prohibido, la compra de esclavos.
Cambios culturales e ideológicos:
Las nuevas formas de vida eran el testimonio del abandono tanto de sus agrupaciones tradicionales en clanes de familias o religiosos, como de sus instituciones y costumbres. Las sociedades coloniales soportaron el proceso de aculturación, es decir, la implantación de las formas de pensamiento y los valores surgidos en Occidente. Ante el choque producido por la presencia extranjera, gran parte de la población buscó una huida refugiándose en sus mitos.
Los círculos ilustrados indígenas, pertenecientes a la burguesía, iban aumentando con la extensión de la enseñanza occidental. Esta minoría ilustrada, sin embargo, aprendió de Occidente, bien la manera de prosperar dentro del sistema establecido, o bien la de utilizar sus enseñanzas en su contra en el momento oportuno, siendo, por tanto, los principales animadores de los movimientos nacionalistas e independentistas.
Los movimientos nacionalistas y sus líderes:
Para tener éxito en las metas propuestas, es decir, para que las distintas aspiraciones y movimientos nacionalistas pudieran alcanzar la independencia respecto de sus naciones dominadoras, fue necesaria la presencia de líderes que dotaran a estos movimientos de un programa político y una autoridad moral que, fácilmente comprendidas por las masas, calaran en sus pensamientos y les llevaran a perseguir su puesta en práctica.
Factores externos
La crítica anticolonial:
La oposición al régimen colonial nace casi desde los comienzos de la colonización europea, incrementándose luego a medida que el mundo occidental tuvo un mayor acceso a las libertades. Desde dentro del socialismo se condena el principio de implantación de un pueblo sobre otro.
La actitud de los intelectuales y de los círculos religiosos:
La acción misionera denuncia los abusos y sometimientos de las poblaciones indígenas, sería a través de las encíclicas como "Pacem in Terris" promulgada el 11 de abril de 1963 por Juan XXIII o la de "Populorum progressio" el 26 de marzo de 1967 de Pablo VI, en las que se apoyaban mas decididamente la causa de la emancipación.
Durante el período de entre guerras surge el apoyo de los intelectuales y políticos, como los que en 1927 integraron la Liga contra el Imperialismo, esta celebró su Primer Congreso en Moscú, con la participación de delegados procedentes de los territorios sometidos.
Mucha más incidencia tendría posteriormente la actitud de ciertos presidentes norteamericanos, como Wilson o Roosevelt, que se convirtieron en defensores de la causa de la libertad y de la emancipación de los pueblos.
La transmisión de una imagen negativa:
Durante las dos guerras se transmitió a las colonias una imagen muy alejada de la próspera Europa que se quería haber transmitido: los enfrentamientos y las discrepancias entre los colonizadores. Los contactos entre colonia-metrópolis acentuaron el conocimiento de las tremendas diferencias, haciendo cada vez más patente lo que les separaba. Los esfuerzos a que las colonias se vieron sometidas para apoyar a las metrópolis vinieron seguidos de compensaciones (Asambleas legislativas) vía por la cual los nativos accedieron a los círculos de decisión política. El posicionamiento de USA y URSS, a partir del 1945, contrarios a la práctica colonial aparece en pleno proceso descolonizador, acelerándolo; pero no olvidemos los intereses que ambas potencias tienen (Guerra Fría).
La descolonización en Asia
La India: la independencia y la partición
El movimiento nacionalista en la India es uno de los más antiguos y originales que aparecieron en las antiguas colonias. Organizado en torno al Partido del Congreso, fundado en 1885, liderado por Gandhi, defensor de la no violencia. Junto a su discípulo y principal líder político del movimiento, Nehru, reclamó insistentemente la independencia, concretando esta demanda en la resolución "Quit India" de 1942.
La victoria de los laboristas de Atlee en 1945 facilitó las negociaciones que se iniciaron ese mismo año. Muy pronto surgieron dos posturas enfrentadas, mientras que Gandhi y Nehru defendieron el mantenimiento de un único estado politeísta, el líder de la Liga Musulmana, Ali Jinnah, planteó la partición de la colonia en dos estados, uno hindú y otro musulmán.
Tras una guerra civil que desgarró al país (1946-1947), Nehru finalmente se avino a la idea de la partición reuniéndose en junio de 1947 la Conferencia de Nueva Delhi con Jinnah y Lord Montubatten en representación del gobierno de Londres.
El resultado fue el nacimiento de dos estados independientes, el 15 de agosto de 1947: la Unión India, de mayoría hindú y dirigida por el Partido del Congreso de Nehru y Pakistán, de mayoría musulmana. Las transferencias de población que acompañaron esta partición se convirtieron en un brutal baño de sangre.
La independencia de Indonesia
Los japoneses derrotaron y desalojaron a los holandeses en 1942, favoreciendo el desarrollo del movimiento nacionalista dirigido por Sukarno. Poco antes de retirarse las tropas niponas, el 17 de agosto de 1945, se proclamó la independencia de Indonesia.
Tras el fin de la guerra, el gobierno de los Países Bajos intentó dos veces, en 1947 y en 1948, retomar el control del archipiélago por la fuerza. La resistencia indonesa y las presiones de la ONU y EE.UU., que llegó a amenazar con retirar a Holanda la ayuda del Plan Marshall, hicieron que finalmente, a fines de 1949, Indonesia alcanzara su independencia bajo la presidencia de Sukarno.
La guerra de Indochina
El conflicto que desangró a Indochina de 1946 a 1954, lo que conocemos como la guerra de Indochina, fue la primera fase de un desgarrador conflicto que se prolongará en la guerra de Vietnam.
Los franceses, como los holandeses, fueron desalojados por Japón durante la Segunda Guerra Mundial de su colonia en Indochina. El 2 de septiembre de 1945, Ho Chi Minh, líder del Viet-minh, guerrilla comunista y nacionalista, proclamó la independencia.
Francia también fracasó en su intento de restaurar por la fuerza su dominio y, tras la derrota de Diem Bien Fu, firmó los Acuerdos de Ginebra en julio de 1954. En ellos se acordó la independencia de Laos y Camboya y la partición en dos estados de Vietnam, uno comunista al norte y otro pro-occidental al sur.
Tras el conflicto de Corea, la guerra colonial se había convertido en un conflicto de la guerra fría. En ese marco, los Acuerdos de Ginebra fueron una simple tregua. Las elecciones previstas que debían servir para la reunificación democrática de Vietnam nunca se llegaron a celebrar.
La descolonización de África
Las independencias en la región del Magreb
Burguiba, líder del tunecino partido Neo-Destur (Nueva Constitución), planteó una estrategia negociada por etapas. Interrumpidas las negociaciones por el gobierno de París en 1951, la respuesta armada de los tunecinos llevó a que en 1954 Túnez obtuviera la plena autonomía política y en 1956 la independencia.
En Marruecos, el partido Istiqlal (Partido de la Independencia) trataba de conseguir la independencia bajo la soberanía del Sultán Mohamed Ben Youssef, que gozaba de poderes teóricos bajo la administración francesa. La tensión finalmente estalló con graves disturbios brutalmente reprimidos en Casablanca en 1952. La respuesta francesa fue deportar al sultán a Magadascar, lo que provocó la insurrección general Finalmente los franceses tuvieron que ceder. El sultán, que pronto sería el rey Mohamed V, retornó triunfalmente en noviembre de 1955, y el reino de Marruecos alcanzó la independencia el 2 de marzo de 1956. La España de Franco no puso ningún impedimento para conceder la independencia en la zona norte que controlaba y cedieron a las nuevas autoridades de Rabat el control del conjunto del territorio.
El proceso de independencia en Argelia constituyó uno de los episodios más sangrientos del proceso descolonizador. La presencia de una fuerte minoría europea llevó a que el gobierno de París se negara a aceptar las demandas nacionalistas. La guerra de Argelia (1954-1959), fue un episodio enormemente traumático tanto para la metrópoli como para la colonia. El enfrentamiento entre el Frente de Liberación Nacional (FLN) argelino y el ejército francés provocó que casi medio millón de argelinos musulmanes y 25.000 soldados franceses perdieron su vida en el conflicto.
La gravedad de la situación llevó a que en Francia se llegara al borde de la guerra civil. La vuelta al poder de De Gaulle salvó al país del conflicto y trajo una nueva constitución para Francia. Con respecto a Argelia, De Gaulle, que llegó al poder como abanderado de la defensa de la "Argelia francesa", tuvo que ceder finalmente e iniciar negociaciones con el FLN. Los Acuerdos de Evian abrieron el camino a la proclamación de la independencia en julio de 1962.
El despertar del África negra
En muchos casos aquí la descolonización se realizó de forma progresiva y sin grandes problemas por parte de las metrópolis para su concesión.
Un caso particular es el de Rodhesia del Sur, territorio rico en minerales, donde los colonos blancos declararon unilateralmente la independencia en 1965, estableciendo un régimen de apartheid, comparable al vigente en Sudáfrica. Hubo que esperar a 1979 para que fueran desalojados del poder y para que ese territorio alcanzara una verdadera independencia. En adelante se llamó Zimbabwe.
En el África francófona destaca la figura de Sedar Senghor, líder nacionalista senegalés. Aquí, pese a los intentos de agrupar a las colonias en una Comunidad Francesa, a partir de 1960 las colonias alcanzaron la independencia, estableciendo relaciones de cooperación con la antigua metrópoli que en muchos casos son casos evidentes de neocolonialismo.
El caso del Congo belga nos muestra un ejemplo de descolonización convertido en drama. Nada más producirse la independencia en 1960 bajo la dirección de Patrice Lumumba, la rica provincia minera de Katanga proclamó su independencia dirigida por Moise Tshombé y con el apoyo de los colonos belgas. Tras una larga guerra civil, en la que Lumumba fue asesinado, el general Mobutu se convirtió en el dictador del país. Con la ayuda de los "cascos azules" de la ONU consiguió reintegrar a Katanga en el país.
Todos estos jóvenes estados se agruparon en la Organización para la Unidad Africana (OUA), fundada en 1963. Su principal preocupación fue evitar los conflictos fronterizos y secesionistas que daban lugar a brutales guerras civiles como la de Katanga o la de Biafra que asoló Nigeria en 1966-1970. Uno de los grandes problemas africanos es que las fronteras fueron decididas en Londres o París, sin tener en cuenta la realidad tribal existente previamente. Tras la descolonización, los conflictos entre estados que no responden a realidades nacionales o las guerras civiles entre grupos étnicos o tribales dentro de un mismo estado se han convertido en una triste costumbre en el continente.
La última etapa descolonizadora tuvo lugar en los años setenta y afectó a las colonias ibéricas. España cedió precipitadamente el Sahara Occidental a Marruecos y Mauritania en 1975. La agonía de Franco aceleró un proceso en el que no se contó con la población saharaui. Un poco antes, la "revolución de los claveles" portuguesa precipitó la independencia de Angola y Mozambique. La descolonización de las colonias portuguesas se produjo en un marco internacional caracterizado por el recrudecimiento de la guerra fría, lo que explica en gran medida las largas guerras civiles que se abatieron sobre estos países, en especial en el caso de Angola.
El Movimiento de los Países No Alineados
Los países del Tercer Mundo, muchos de ellos recién llegados a la independencia tras el período colonial, estaban abocados a una escena internacional en la que tenían un escaso protagonismo y en la que la dinámica del enfrentamiento entre los bloques les llevaba a un forzoso alineamiento con uno u otro.
La Conferencia afro-asiática de Bandung en 1955
La iniciativa de su convocatoria provino de los cinco primeros países descolonizados en Asia: Pakistán, India, Indonesia, Ceilán y Birmania. La figura impulsora fue Nehru. El líder hindú asistía alarmado a la extensión de la guerra fría al continente asiático tras el conflicto de Corea y quería evitar a toda costa que Asia se dividiera en bloques enfrentados tal como la formación de la SEATO o la alianza chino-soviética parecía anunciar.
Los cinco países decidieron convocar una Conferencia en la ciudad indonesa de Bandung en abril de 1955. Veintinueve países acudieron: 23 asiáticas, de los que 14 procedían del Asia oriental, y 6 africanos, de los que 4 pertenecían al África negra. Ni la China nacionalista ni Israel fueron invitadas para evitar el boicot de la China Popular y de los países árabes respectivamente, ni tampoco lo fue África del Sur, condenada por su política de apartheid. Representantes de los países del Magreb (Marruecos, Argelia y Túnez), que aún no habían alcanzado la independencia, enviaron observadores a la Conferencia.
El "espíritu de Bandung"
En la Conferencia, como no podía ser menos, hubo una unánime condena del colonialismo que aún dominaba en África y el sistema racista del apartheid. También fue unánime la llamada al mundo desarrollado para que cooperase en la lucha contra el subdesarrollo y la pobreza. Por último, en lo que se refería a las relaciones entre estados, se acordaron cinco principios, concebidos por Sukarno y popularizados por Nehru, que vendrían a convertirse en las ideas clave del movimiento de los países no alineados:
Respeto a la soberanía y la integridad territoriales
Igualdad entre las razas y las naciones
No agresión
No injerencia en los asuntos internos de cada país
Coexistencia pacífica
Sin embargo, pese a estas demandas comunes, fue desde un principio muy evidente la existencia de tres grandes corrientes enfrentadas:
Los No Alineados, con Nehru y Nasser a la cabeza, condenaban la política de bloques militares enfrentados.
Los Pro-Occidentales (Turquía, Irak, Pakistán, Ceilán...) defendían la posibilidad de que cada país se integrara en alianzas militares regionales como la SEATO o el Pacto de Bagdad. Estos países intentaron que la Conferencia aprobara una resolución condenando a todos los imperialistas, incluido el soviético, pero fracasaron en su empeño. El prestigio de la URSS y el reciente pasado colonial eran aún muy fuertes.
Los dos Países Comunistas (China y Vietnam del Norte). Zhou Enlai, el representante chino, fue enormemente hábil en frenar las iniciativas de los países pro-occidentales y obtener un gran prestigio para la China de Mao.
En definitiva, la Conferencia de Bandung supuso un momento clave en el proceso de descolonización y en el intento de emancipación del Tercer Mundo. En el terreno de las relaciones internacionales fue el origen del movimiento de los países no alineados.
La economía en los nuevos estados
Su principal problema estribaba en que había que reducir la amplia distancia con las economías del primer mundo. Para ello, casi todos los estados optaron por desarrollar políticas económicas dirigistas de carácter mixto que, al tiempo que permitían ganar autosuficiencia, fomentaban la producción de los recursos primarios, mantenían las exportaciones de materias primas y producían nuevos y costosos procesos industriales.
Se intentó equilibrar el afán de mantener a flote la economía de mercado con el uso de políticas de planificación inspiradas en los modelos socialistas o comunistas vigentes durante los años sesenta. Los sectores estatales tuvieron que aprender a convivir con las empresas privadas, estas últimas en la mayoría de los casos, extranjeras.
La política en los nuevos estados
El comienzo de la historia poscolonial debe contemplarse en términos de soberanía antes que de política. El modelo democrático o el partido único fueron las dos opciones más utilizadas en el terreno político. Pero las nuevas democracias eran frágiles e inestables. Tras la herencia colonial y el resurgimiento de los nacionalismos que habían estado ocultos por el modelo colonizador se expresaron fuerzas exógenas, principalmente la tendencia de las superpotencias a diferir sus choques hacia los espacios periféricos del sistema. Estallaron guerras interétnicas y entre vecinos –véase el caso aún hoy abierto entre la India y Pakistán. Las fronteras trazadas por la colonización se transformaron en áreas para el enfrentamiento entre las nuevas naciones antes que para el encuentro. Los conflictos se instalaron en muchas de las antiguas colonias, que terminaron por olvidar la naturaleza de los viejos agravios convertidos en luchas endémicas de carácter civil.
Introducción
La descolonización es un proceso histórico contemporáneo cuyo máximo desarrollo ha tenido lugar entre el final de la Segunda Guerra Mundial y mediados de la década de los años sesenta. Desde el inicio de la Edad Moderna la descolonización ha sido una constante ligada a los episodios coloniales emprendidos por las naciones europeas. La independencia de las últimas colonias del imperio portugués en África, pusieron fin a un ciclo colonial iniciado en el siglo XIV, el de los imperios marítimos. La liquidación del sistema colonial moderno y contemporáneo, producida en diversas etapas, dio lugar al nacimiento de un gran número de países jóvenes, todos ellas acogidos en el seno de la Organización de Naciones Unidas (ONU). La lucha por la consolidación de regímenes justos en todos estos países es el centro de las historias nacionales recientes de los continentes asiático y africano.
No deja de sorprender la gran velocidad con que, durante la segunda mitad del siglo XX, se produjo el derrumbe de unos imperios que, fruto del aporte de los sistemas administrativos y políticos europeos, se habían conformado con gran precisión durante largo tiempo. La resignación con que Gran Bretaña y Francia hubo de asumir los procesos de independencia de las naciones de Asia y África solo es explicable a partir de dos condiciones. La primera, la maltratada situación económica de las potencias al terminar la Segunda Guerra Mundial. Y la segunda, la fuerza imparable de los movimientos nacionales de autodeterminación.
Las comunicaciones habían dejado de ser esencialmente marítimas y las nuevas formas de la economía permitirían a los países fuertes dominar territorios sin necesidad de ocuparlos. Sobre los países independizados se consolidó un colonialismo de sustitución no sustentado en el control marítimo.
La descolonización tiene como consecuencia la independencia, pero esta, sin embargo, no se alcanza en muchos países de una forma completa, pues aunque la mayoría consigue su soberanía política, los lazos que les unen al pasado colonial quedan profundamente estrechados, manteniéndose una dependencia social, económica y cultural que condicionan su posterior desarrollo cayendo en una nueva modalidad de colonialismo.
Los procesos de independencia de las primeras etapas de la historia poscolonial tuvieron una fuerte impresión personalista de los líderes nacionales y una acentuada tendencia hacia el golpismo y las convulsiones.
Factores de la colonización
Factores internos
El crecimiento demográfico:
La mayoría de los países en vísperas de su revolución contaban con unos efectivos demográficos muy elevados. Las altas tasas de natalidad, típicas en los países poco desarrollados, vieron descender sus tasas de mortalidad debido a sus mejoras higiénicas y médicas que habían aportado las potencias coloniales. Se producen grandes corrientes migratorias hacía las grandes urbes. Este incremento urbano sirvió de cohesión y acercamiento a los problemas y a la vez de difusión de ideologías y actitudes hostiles a la presencia colonial.
Transformaciones económicas y sociales:
La introducción de economías especulativas y de nuevos sistemas de intercambio en las colonias, trajo como consecuencia la destrucción de los anteriores sistemas de subsistencia, a la vez que situaba a gran parte del planeta en un circuito comercial internacional que se definiría como de "intercambio desigual" al desequilibrarse claramente a favor de los colonizadores.
Para obligar a trabajar a las poblaciones dependientes en los productos o en los sectores que interesaban a Europa, y para procurarse mano de obra en las condiciones más ventajosas, se utilizaron todo tipo de coacciones y trucos, desde impuestos a pagar en jornadas de trabajo, hasta trabajos forzados, e incluso, a pesar de estar prohibido, la compra de esclavos.
Cambios culturales e ideológicos:
Las nuevas formas de vida eran el testimonio del abandono tanto de sus agrupaciones tradicionales en clanes de familias o religiosos, como de sus instituciones y costumbres. Las sociedades coloniales soportaron el proceso de aculturación, es decir, la implantación de las formas de pensamiento y los valores surgidos en Occidente. Ante el choque producido por la presencia extranjera, gran parte de la población buscó una huida refugiándose en sus mitos.
Los círculos ilustrados indígenas, pertenecientes a la burguesía, iban aumentando con la extensión de la enseñanza occidental. Esta minoría ilustrada, sin embargo, aprendió de Occidente, bien la manera de prosperar dentro del sistema establecido, o bien la de utilizar sus enseñanzas en su contra en el momento oportuno, siendo, por tanto, los principales animadores de los movimientos nacionalistas e independentistas.
Los movimientos nacionalistas y sus líderes:
Para tener éxito en las metas propuestas, es decir, para que las distintas aspiraciones y movimientos nacionalistas pudieran alcanzar la independencia respecto de sus naciones dominadoras, fue necesaria la presencia de líderes que dotaran a estos movimientos de un programa político y una autoridad moral que, fácilmente comprendidas por las masas, calaran en sus pensamientos y les llevaran a perseguir su puesta en práctica.
Factores externos
La crítica anticolonial:
La oposición al régimen colonial nace casi desde los comienzos de la colonización europea, incrementándose luego a medida que el mundo occidental tuvo un mayor acceso a las libertades. Desde dentro del socialismo se condena el principio de implantación de un pueblo sobre otro.
La actitud de los intelectuales y de los círculos religiosos:
La acción misionera denuncia los abusos y sometimientos de las poblaciones indígenas, sería a través de las encíclicas como "Pacem in Terris" promulgada el 11 de abril de 1963 por Juan XXIII o la de "Populorum progressio" el 26 de marzo de 1967 de Pablo VI, en las que se apoyaban mas decididamente la causa de la emancipación.
Durante el período de entre guerras surge el apoyo de los intelectuales y políticos, como los que en 1927 integraron la Liga contra el Imperialismo, esta celebró su Primer Congreso en Moscú, con la participación de delegados procedentes de los territorios sometidos.
Mucha más incidencia tendría posteriormente la actitud de ciertos presidentes norteamericanos, como Wilson o Roosevelt, que se convirtieron en defensores de la causa de la libertad y de la emancipación de los pueblos.
La transmisión de una imagen negativa:
Durante las dos guerras se transmitió a las colonias una imagen muy alejada de la próspera Europa que se quería haber transmitido: los enfrentamientos y las discrepancias entre los colonizadores. Los contactos entre colonia-metrópolis acentuaron el conocimiento de las tremendas diferencias, haciendo cada vez más patente lo que les separaba. Los esfuerzos a que las colonias se vieron sometidas para apoyar a las metrópolis vinieron seguidos de compensaciones (Asambleas legislativas) vía por la cual los nativos accedieron a los círculos de decisión política. El posicionamiento de USA y URSS, a partir del 1945, contrarios a la práctica colonial aparece en pleno proceso descolonizador, acelerándolo; pero no olvidemos los intereses que ambas potencias tienen (Guerra Fría).
La descolonización en Asia
La India: la independencia y la partición
El movimiento nacionalista en la India es uno de los más antiguos y originales que aparecieron en las antiguas colonias. Organizado en torno al Partido del Congreso, fundado en 1885, liderado por Gandhi, defensor de la no violencia. Junto a su discípulo y principal líder político del movimiento, Nehru, reclamó insistentemente la independencia, concretando esta demanda en la resolución "Quit India" de 1942.
La victoria de los laboristas de Atlee en 1945 facilitó las negociaciones que se iniciaron ese mismo año. Muy pronto surgieron dos posturas enfrentadas, mientras que Gandhi y Nehru defendieron el mantenimiento de un único estado politeísta, el líder de la Liga Musulmana, Ali Jinnah, planteó la partición de la colonia en dos estados, uno hindú y otro musulmán.
Tras una guerra civil que desgarró al país (1946-1947), Nehru finalmente se avino a la idea de la partición reuniéndose en junio de 1947 la Conferencia de Nueva Delhi con Jinnah y Lord Montubatten en representación del gobierno de Londres.
El resultado fue el nacimiento de dos estados independientes, el 15 de agosto de 1947: la Unión India, de mayoría hindú y dirigida por el Partido del Congreso de Nehru y Pakistán, de mayoría musulmana. Las transferencias de población que acompañaron esta partición se convirtieron en un brutal baño de sangre.
La independencia de Indonesia
Los japoneses derrotaron y desalojaron a los holandeses en 1942, favoreciendo el desarrollo del movimiento nacionalista dirigido por Sukarno. Poco antes de retirarse las tropas niponas, el 17 de agosto de 1945, se proclamó la independencia de Indonesia.
Tras el fin de la guerra, el gobierno de los Países Bajos intentó dos veces, en 1947 y en 1948, retomar el control del archipiélago por la fuerza. La resistencia indonesa y las presiones de la ONU y EE.UU., que llegó a amenazar con retirar a Holanda la ayuda del Plan Marshall, hicieron que finalmente, a fines de 1949, Indonesia alcanzara su independencia bajo la presidencia de Sukarno.
La guerra de Indochina
El conflicto que desangró a Indochina de 1946 a 1954, lo que conocemos como la guerra de Indochina, fue la primera fase de un desgarrador conflicto que se prolongará en la guerra de Vietnam.
Los franceses, como los holandeses, fueron desalojados por Japón durante la Segunda Guerra Mundial de su colonia en Indochina. El 2 de septiembre de 1945, Ho Chi Minh, líder del Viet-minh, guerrilla comunista y nacionalista, proclamó la independencia.
Francia también fracasó en su intento de restaurar por la fuerza su dominio y, tras la derrota de Diem Bien Fu, firmó los Acuerdos de Ginebra en julio de 1954. En ellos se acordó la independencia de Laos y Camboya y la partición en dos estados de Vietnam, uno comunista al norte y otro pro-occidental al sur.
Tras el conflicto de Corea, la guerra colonial se había convertido en un conflicto de la guerra fría. En ese marco, los Acuerdos de Ginebra fueron una simple tregua. Las elecciones previstas que debían servir para la reunificación democrática de Vietnam nunca se llegaron a celebrar.
La descolonización de África
Las independencias en la región del Magreb
Burguiba, líder del tunecino partido Neo-Destur (Nueva Constitución), planteó una estrategia negociada por etapas. Interrumpidas las negociaciones por el gobierno de París en 1951, la respuesta armada de los tunecinos llevó a que en 1954 Túnez obtuviera la plena autonomía política y en 1956 la independencia.
En Marruecos, el partido Istiqlal (Partido de la Independencia) trataba de conseguir la independencia bajo la soberanía del Sultán Mohamed Ben Youssef, que gozaba de poderes teóricos bajo la administración francesa. La tensión finalmente estalló con graves disturbios brutalmente reprimidos en Casablanca en 1952. La respuesta francesa fue deportar al sultán a Magadascar, lo que provocó la insurrección general Finalmente los franceses tuvieron que ceder. El sultán, que pronto sería el rey Mohamed V, retornó triunfalmente en noviembre de 1955, y el reino de Marruecos alcanzó la independencia el 2 de marzo de 1956. La España de Franco no puso ningún impedimento para conceder la independencia en la zona norte que controlaba y cedieron a las nuevas autoridades de Rabat el control del conjunto del territorio.
El proceso de independencia en Argelia constituyó uno de los episodios más sangrientos del proceso descolonizador. La presencia de una fuerte minoría europea llevó a que el gobierno de París se negara a aceptar las demandas nacionalistas. La guerra de Argelia (1954-1959), fue un episodio enormemente traumático tanto para la metrópoli como para la colonia. El enfrentamiento entre el Frente de Liberación Nacional (FLN) argelino y el ejército francés provocó que casi medio millón de argelinos musulmanes y 25.000 soldados franceses perdieron su vida en el conflicto.
La gravedad de la situación llevó a que en Francia se llegara al borde de la guerra civil. La vuelta al poder de De Gaulle salvó al país del conflicto y trajo una nueva constitución para Francia. Con respecto a Argelia, De Gaulle, que llegó al poder como abanderado de la defensa de la "Argelia francesa", tuvo que ceder finalmente e iniciar negociaciones con el FLN. Los Acuerdos de Evian abrieron el camino a la proclamación de la independencia en julio de 1962.
El despertar del África negra
En muchos casos aquí la descolonización se realizó de forma progresiva y sin grandes problemas por parte de las metrópolis para su concesión.
Un caso particular es el de Rodhesia del Sur, territorio rico en minerales, donde los colonos blancos declararon unilateralmente la independencia en 1965, estableciendo un régimen de apartheid, comparable al vigente en Sudáfrica. Hubo que esperar a 1979 para que fueran desalojados del poder y para que ese territorio alcanzara una verdadera independencia. En adelante se llamó Zimbabwe.
En el África francófona destaca la figura de Sedar Senghor, líder nacionalista senegalés. Aquí, pese a los intentos de agrupar a las colonias en una Comunidad Francesa, a partir de 1960 las colonias alcanzaron la independencia, estableciendo relaciones de cooperación con la antigua metrópoli que en muchos casos son casos evidentes de neocolonialismo.
El caso del Congo belga nos muestra un ejemplo de descolonización convertido en drama. Nada más producirse la independencia en 1960 bajo la dirección de Patrice Lumumba, la rica provincia minera de Katanga proclamó su independencia dirigida por Moise Tshombé y con el apoyo de los colonos belgas. Tras una larga guerra civil, en la que Lumumba fue asesinado, el general Mobutu se convirtió en el dictador del país. Con la ayuda de los "cascos azules" de la ONU consiguió reintegrar a Katanga en el país.
Todos estos jóvenes estados se agruparon en la Organización para la Unidad Africana (OUA), fundada en 1963. Su principal preocupación fue evitar los conflictos fronterizos y secesionistas que daban lugar a brutales guerras civiles como la de Katanga o la de Biafra que asoló Nigeria en 1966-1970. Uno de los grandes problemas africanos es que las fronteras fueron decididas en Londres o París, sin tener en cuenta la realidad tribal existente previamente. Tras la descolonización, los conflictos entre estados que no responden a realidades nacionales o las guerras civiles entre grupos étnicos o tribales dentro de un mismo estado se han convertido en una triste costumbre en el continente.
La última etapa descolonizadora tuvo lugar en los años setenta y afectó a las colonias ibéricas. España cedió precipitadamente el Sahara Occidental a Marruecos y Mauritania en 1975. La agonía de Franco aceleró un proceso en el que no se contó con la población saharaui. Un poco antes, la "revolución de los claveles" portuguesa precipitó la independencia de Angola y Mozambique. La descolonización de las colonias portuguesas se produjo en un marco internacional caracterizado por el recrudecimiento de la guerra fría, lo que explica en gran medida las largas guerras civiles que se abatieron sobre estos países, en especial en el caso de Angola.
El Movimiento de los Países No Alineados
Los países del Tercer Mundo, muchos de ellos recién llegados a la independencia tras el período colonial, estaban abocados a una escena internacional en la que tenían un escaso protagonismo y en la que la dinámica del enfrentamiento entre los bloques les llevaba a un forzoso alineamiento con uno u otro.
La Conferencia afro-asiática de Bandung en 1955
La iniciativa de su convocatoria provino de los cinco primeros países descolonizados en Asia: Pakistán, India, Indonesia, Ceilán y Birmania. La figura impulsora fue Nehru. El líder hindú asistía alarmado a la extensión de la guerra fría al continente asiático tras el conflicto de Corea y quería evitar a toda costa que Asia se dividiera en bloques enfrentados tal como la formación de la SEATO o la alianza chino-soviética parecía anunciar.
Los cinco países decidieron convocar una Conferencia en la ciudad indonesa de Bandung en abril de 1955. Veintinueve países acudieron: 23 asiáticas, de los que 14 procedían del Asia oriental, y 6 africanos, de los que 4 pertenecían al África negra. Ni la China nacionalista ni Israel fueron invitadas para evitar el boicot de la China Popular y de los países árabes respectivamente, ni tampoco lo fue África del Sur, condenada por su política de apartheid. Representantes de los países del Magreb (Marruecos, Argelia y Túnez), que aún no habían alcanzado la independencia, enviaron observadores a la Conferencia.
El "espíritu de Bandung"
En la Conferencia, como no podía ser menos, hubo una unánime condena del colonialismo que aún dominaba en África y el sistema racista del apartheid. También fue unánime la llamada al mundo desarrollado para que cooperase en la lucha contra el subdesarrollo y la pobreza. Por último, en lo que se refería a las relaciones entre estados, se acordaron cinco principios, concebidos por Sukarno y popularizados por Nehru, que vendrían a convertirse en las ideas clave del movimiento de los países no alineados:
Respeto a la soberanía y la integridad territoriales
Igualdad entre las razas y las naciones
No agresión
No injerencia en los asuntos internos de cada país
Coexistencia pacífica
Sin embargo, pese a estas demandas comunes, fue desde un principio muy evidente la existencia de tres grandes corrientes enfrentadas:
Los No Alineados, con Nehru y Nasser a la cabeza, condenaban la política de bloques militares enfrentados.
Los Pro-Occidentales (Turquía, Irak, Pakistán, Ceilán...) defendían la posibilidad de que cada país se integrara en alianzas militares regionales como la SEATO o el Pacto de Bagdad. Estos países intentaron que la Conferencia aprobara una resolución condenando a todos los imperialistas, incluido el soviético, pero fracasaron en su empeño. El prestigio de la URSS y el reciente pasado colonial eran aún muy fuertes.
Los dos Países Comunistas (China y Vietnam del Norte). Zhou Enlai, el representante chino, fue enormemente hábil en frenar las iniciativas de los países pro-occidentales y obtener un gran prestigio para la China de Mao.
En definitiva, la Conferencia de Bandung supuso un momento clave en el proceso de descolonización y en el intento de emancipación del Tercer Mundo. En el terreno de las relaciones internacionales fue el origen del movimiento de los países no alineados.
La economía en los nuevos estados
Su principal problema estribaba en que había que reducir la amplia distancia con las economías del primer mundo. Para ello, casi todos los estados optaron por desarrollar políticas económicas dirigistas de carácter mixto que, al tiempo que permitían ganar autosuficiencia, fomentaban la producción de los recursos primarios, mantenían las exportaciones de materias primas y producían nuevos y costosos procesos industriales.
Se intentó equilibrar el afán de mantener a flote la economía de mercado con el uso de políticas de planificación inspiradas en los modelos socialistas o comunistas vigentes durante los años sesenta. Los sectores estatales tuvieron que aprender a convivir con las empresas privadas, estas últimas en la mayoría de los casos, extranjeras.
La política en los nuevos estados
El comienzo de la historia poscolonial debe contemplarse en términos de soberanía antes que de política. El modelo democrático o el partido único fueron las dos opciones más utilizadas en el terreno político. Pero las nuevas democracias eran frágiles e inestables. Tras la herencia colonial y el resurgimiento de los nacionalismos que habían estado ocultos por el modelo colonizador se expresaron fuerzas exógenas, principalmente la tendencia de las superpotencias a diferir sus choques hacia los espacios periféricos del sistema. Estallaron guerras interétnicas y entre vecinos –véase el caso aún hoy abierto entre la India y Pakistán. Las fronteras trazadas por la colonización se transformaron en áreas para el enfrentamiento entre las nuevas naciones antes que para el encuentro. Los conflictos se instalaron en muchas de las antiguas colonias, que terminaron por olvidar la naturaleza de los viejos agravios convertidos en luchas endémicas de carácter civil.
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